viernes, 30 de enero de 2015

RUTA DEL CISTER : MONASTERIO DE POBLET

Nos vamos de excursión a visitar el monasterio de Poblet.
El Monasterio de Santa María de Poblet se encuentra situado en la comarca de la Conca de Barberà, entre las poblaciones de Vimbodí, término municipal al que pertenece, y de L'Espluga de Francolí, resguardado en la vertiente norte de las montañas de Prades.
Aquí os dejo el enlace para más información en lo referente a las visitas, horarios y todo lo demás...

No ofrece descuento para discapacitados pero si para personas en paro previa acreditación y algunos descuentos más.
A finales del siglo XI un grupo de monjes benedictinos fundó el monasterio de Citeaux o del Cister en Borgoña (Francia), donde se ensayó una nueva manera de vivir: la regla de San Bernardo, con voluntad de volver a los orígenes y de buscar una mayor austeridad y más alejamiento del mundo.


  Este movimiento triunfó gracias a la gran personalidad de San Bernardo de Claraval, fundador y abad del monasterio de este nombre.

 Había nacido la Orden de Cister. 

Los monasterios se caracterizan por su austeridad, prescindiendo
de toda ornamentación, exaltando la piedra desnuda, símbolo de pureza y sobriedad.
Los monasterios cistercienses se situaban en terrenos despoblados y vírgenes, aunque siempre junto a cauces de agua, que los monjes convierten en tierras fértiles y productivas, desarrollando innovaciones agrícolas que incluso acabaron por hacer de los cistercienses los más grandes ingenieros agrónomos de la época. 



La historia de Poblet se remonta al año 1151, cuando dentro de la política de repoblación de los soberanos de la Corona de Aragón, el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV da a la abadía de Fontfreda, cerca de Narbona (Francia), unas tierras en la Conca de Barberà para fundar en ellas un monasterio cisterciense.

 De la primera comunidad plenamente constituida tenemos constancia desde 1153.



Las dependencias más antiguas del monasterio se encuentran a levante, alrededor del la capilla de San Esteban y constituyeron el primer núcleo monástico mientras se construían las estructuras definitivas.

El monasterio se compone de tres recintos, el más interior de los cuales constituye el ámbito propiamente monástico, se encuentra cerrado por murallas. 



Hay dos portadas románicas en la iglesia. La principal del templo en su muro occidental y la que comunica la iglesia con el claustro.
 
Bajo la cornisa de matacanes y almenas aparecen las divisas de la Corona de Aragón, Sicilia y Castilla, correspondientes a Juan II y Fernado el Católico, reinantes por aquellos años.


 Se supone terminada en 1493, cuando, poco después de la rendición de Granada y descubrimiento de América, los Reyes Católicos hicieron, acompañados de sus hijos, una larga visita al monasterio.




Los primeros doce monjes junto con su primer abad Guerau, ocuparon una ermita llamada de Laudeta, muy próxima al lugar donde hoy se alza el monasterio.
 Se sucedieron entonces las donaciones al monasterio, de modo que estos contaron pronto con tierras y granjas.

 La construcción del actual monasterio comenzó en 1163, cuando Arnau de Bordells, hizo una donación para construir "una casa de piedra".

 Poco tiempo después Ramón de Cervera, señor de Espluga Jussana, autorizó a los monjes a extraer del termino de Espluga, toda la piedra necesaria para la construcción del monasterio y sus dependencias. 




El complejo monástico de Poblet es imponente. Tiene tres áreas. La dedicada a la agricultura tiene la capilla de Sant Jordi.

 El hospital de pobres con la capilla de Santa Caterina y el palacio del Abat.

 Por último están las dependencias monásticas formadas por la iglesia, el dormitorio, el refectorio, el claustro y la sala capitular.

A destacar en los capiteles del claustro, la ausencia de formas zoomorficas, ajenas a la arquitectura cisterciense.


 En 1340 Pedro el ceremonioso mandó crear el panteón real y nobiliario en el que llegó a haber hasta dieciséis tumbas.

  Además se construyeron capillas privadas como las de Urgel y Argensola, pero fueron los linajes más importantes de Cataluña los que ocuparon del monasterio en gran medida: 
Condes de Urgel,Cervera, Cardona, Puivert y Boixadors.


El refectorio o comedor es una sala grande terminada en el siglo XIII, de bóveda apuntada con tres arcos fajones e iluminada por doce grandes ventanales. Es de planta rectangular, mide 33,50 metros x 8,25 metros.


 En el muro de la derecha, cerca del testero frontal, está el púlpito para el monje lector; en el centro de la sala destaca una fuente octogonal, y al fondo la mesa del abad.

La luz penetra a través de doce ventanales situados sobre los bancos corridos de madera en los que se sientan los monjes ante las mesas.







 
A través de un arco de medio punto se pasa al locutorio del claustro. En el centro del muro izquierdo de éste, se abre la puerta a la biblioteca que en el siglo XIII estaba destinada a scriptorium, siendo transformada por el abad Pedro Virgili (1688-1692) en biblioteca.

 El estilo es ojival, con gruesos nervios de sección rectangular. Se trata de un gran espacio rectangular que se divide en dos amplias naves apenas separadas por columnas centrales que culminan en forma de palmeras, gracias a sus nervios de ojiva hacia las bóvedas.
 Los capiteles de esta sala tienen forma poliédrica.

Esta sala era conocida como Biblioteca de don Pedro Antonio de Aragón, duque de Segorbe y Cardona (muerto en 1690), y guardaba en magníficos armarios, la colección de 4.322 volúmenes, regalo del duque, de cuyos ejemplares hoy sólo unos pocos, los demás han desaparecido o se encuentran diseminados entre varias bibliotecas.


 Se distinguían por su encuadernación uniforme, de cordobán rojo, con el escudo y el nombre del magnate grabados en oro y cantos igualmente dorados. 

 En este monasterio, el abad Copons mandó hacer en 1343 una copia de la "Crónica de Jaume I", la más antigua redactada en catalán. 


También el rey Pedro el Ceremonioso, donó poco antes de morir su biblioteca histórica al monasterio. 


A su muerte en 1387, a causa de la malaria, el monarca legó al monasterio su mayor tesoro, sus libros.
 En carta enviada desde Valencia, el 20 de agosto de 1382, recuerda al abad que, se tiene que picar la piedra de la bóveda de la biblioteca para seguridad de los libros y que la parte que da al claustro tiene que esculpirse un escudo con sus armas reales, acompañado de un rótulo que diga con letra clara "Aquesta es la llibreria del rey En Pere III", para distinguirlo de otros monarcas de su mismo nombre.

Y en la actualidad, el que fuera presidente de la Generalitat de Catalunya, Josep Tarradellas, también hizo donación de su biblioteca al monasterio.



Retablo en alabastro realizado entre 1527-1529,durante el reinado de Carlos I.


Pero el monasterio, que desde su fundación había estado bajo la protección y el patronazgo de los reyes, con la extinción de la Casa Real de Aragón comenzó su gran decadencia.
 Muchos de los abades intentaron dotarlo de obras nuevas para renovarlo, como el abad Caixal que contrató al escultor Damián Forment para realizar un retablo en piedra para la capilla mayor 1526-1531.
  Su coste fue tan elevado que provocó la sublevación de los monjes en contra de su abad que fue condenado a reclusión perpetua por romper los principios de pobreza y austeridad en los que se basaban las reglas del Cister.

El monasterio llegó a ser dueño de multitud de casas circenses en las poblaciones más importantes de Cataluña, extendiendo su jurisdicción sobre diecisiete Baronías con la inclusión de sesenta pueblos.
 Además de contar con el derecho de pastoreo en las tierras reales, lo mismo que en las salinas de Cardona y en las pesquerías de Ampurias.
Los abades alcanzaron un poder enorme; eran vicarios generales del Cister en los reinos de Aragón y Navarra.
 E incluso Pedro IV el Ceremonioso les otorgó el cargo de Limosnero Real en la Corte, lo que permitía acompañar al rey en sus empresas y batallas de conquista, siendo con frecuencia sus consejeros o embajadores.
Pedro II otorgó el titulo de Notario real al monje con cargo de archivero.
 Tanto el abad como los monjes estaban exentos de juramentos en los pleitos y juicios ya que se suponía que su palabra valía más que un juramento.
L



La iglesia es de tres naves de siete tramos, crucero y cabecera con girola y cinco capillas radiales. Todo está apegado al mundo románico, como demuestra la bóveda de medio cañón ligeramente apuntado reforzado con fajones o los arcos formeros, todavía de medio punto.




Los monasterios cistercienses dividen sus construcciones en varios espacios claramente diferenciados: el primero destinado a clausura, donde se desarrolla la vida conventual, que gira en torno al claustro y sus dependencias, como son la iglesia, el refectorio, el dormitorio, cocina, sala capitular y biblioteca.

 Un segundo espacio agrupa la residencia del abad, la enfermería, la hospedería y las dependencias de la administración del cenobio.



 Otro tercer espacio es el destinado a almacenes, bodega, establos, servicios etc.

 Y por último un cuarto espacio al igual que ocurre en Santes Creus pero que no es habitual en los monasterios cistercienses, que es la existencia de un Palacio Real, ya que estos monasterios tuvieron una fuerte vinculación con la Corona, hasta el punto que los reyes eligieron estos monasterios para ser enterrados en ellos y por lo tanto convertirlos en panteones reales. 




En el crucero de la iglesia se levantan los arcos que sostienen los sepulcros de los reyes de la Corona de Aragón una increíble obra iniciada por Pedro IV, hacia 1359 y continuada por sus sucesores.

 Los dos arcos fueron construidos en 1380 por Jordi de Deu, sobre los que se situaron los sepulcros y que permitían el paso de los monjes por debajo para así no entorpecer la cotidianeidad de la vida monástica.

 En la iglesia podremos ver las tumbas reales de Pedro el Grande y de Jaime II y su esposa Blanca de Anjou, así como la del gran almirante Roger de Llúria. 






La primera devastación del monasterio comenzó durante el trienio liberal (1820-1823) en que la iglesia y los palacios abaciales y reales fueron saqueados e incendiados, pero se respetaron las sepulturas de los reyes allí enterrados.


 En este momento se quemaron los altares del templo, la sillería del coro del siglo XVI, el órgano, los armarios de madera de las dos sacristías, además de los daños ocasionados sobre los sillares de las bóvedas.



Con la desamortización de 1835, los setenta monjes que habían en el monasterio tuvieron que salir y el cenobio fue abandonado al pillaje y a la devastación.

 En 1836 fueron saqueados los sepulcros reales en busca de tesoros, rompieron las paredes laterales de los sarcófagos y dejaron esparcidos por el pavimento los cuerpos de Jaime I, Pedro el Ceremonioso y Juan I. 

Otras tumbas fueron abiertas y registradas pero los cuerpos reales no fueron extraídos de sus respectivos sepulcros.



En 1837 el párroco de Espluga de Francolí, Antonio Serret, obtuvo permiso para recoger los restos esparcidos por la iglesia, y en el 1843 fueron trasladados a la catedral de Tarragona, donde permanecieron hasta ser devueltos al monasterio de Poblet el 4 de junio de 1952. 






Los únicos restos que se han podido identificar son los del rey Jaime I el Conquistador, en gran medida por su altura que sobresalía de los demás, pero no así su cabeza que albergaba dudas, por lo que se decidió guardar en su sepulcro las dos posibles cabezas.




En el brazo de crucero de la parte del Evangelio, una escalera conduce al dormitorio, llamado impropiamente de novicios. Esta situado sobre la biblioteca y se trata de una nave grandiosa que mide 87 metros de longitud y 10 de anchura.

Es obra parece ser de fines del siglo XIII y declaradamente gótica.



Una doble hilera de ventanales iluminan la espaciosa estancia concebida como un alargado salón con cubierta de madera a dos aguas sobre arcos diafragma.. En la parte de poniente existe una puerta que comunica con el claustro superior, edificado en tiempo de los Reyes Católicos, hoy casi del todo desaparecido. 

 Esta sala se sigue utilizando como dormitorio de los monjes por lo que se encuentra dividida en dos y sólo una parte de ellas es visitable.



De las cuatro pandas del claustro, una es de estilo románico mientras que las tres restantes son ya góticas, a base de arcos apuntados con hermosas tracerías caladas.

 
Cierra la clausura interior una muralla de 608 metros de longitud por 11,30 metros de altura y 2 de espesor, con su paso de ronda, almenas y matacanes.


 Repartidas a lo largo de esta gran muralla figuran once torres conocidas con los nombres de Torres Reales, del Prior, Aceite, Baño, Casas Nuevas, Armas, San Esteban, Locos, Cardenal y Zapatero.


La muralla data del siglo XIV, construida durante el reino de Pedro el Ceremonioso.








Varias fuentes adornan el claustro y las zonas adyacentes.



En el patio del claustro  situado en la crujía norte, está el lavatorio con fuente de doble taza de mármol con 31 caños cobijada por un templete octogonal con bóvedas de ojivas soportadas por arcos de bíforos de medio punto rodeados por arcos más grandes, también semicirculares.



Pasear por los jardines, disfrutar del silencio, a veces roto por el canto de los pájaros...








Caminar por el tiempo, dejar que los muros de este monasterio cistercense nos transporten al pasado sin perder de vista el presente.







Y en definitiva, disfrutar de un día inolvidable zambullendonos en la historia y formando parte de ella al mismo tiempo.


Esto y más es lo que podemos encontrar en nuestra excursión por Poblet y Santes Creus.


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