domingo, 22 de febrero de 2015

PEGO i LES VALLS ( 1 )


Vamos a hacer un recorrido por las dos Marinas, La Marina Alta y La Marina Baja de la provincia de Alicante.

Por la autopista AP7 desde el norte y antes de la salida a Denia encontramos la indicación de la salida a Pego.

Para llegar tomaremos la carretera C 700.

  Antes de pasar a explicar el recorrido, describir la belleza del entorno o la historia, decir que, la amabilidad de las personas con las que tuvimos la suerte de encontrarnos en la oficina de turísmo de Pego, así como lo bien que realizaron su cometido a la hora de informarnos bien merecen la Q de calidad que posee dicha oficina.

 Pongo aquí este enlace con las diferentes actividades a realizar con niños. 
  http://www.rodalabola.com/index.php?option=com_content&view=article&id=1914:pego-i-les-valls-un-paraiso-por-descubrir&catid=72:general&Itemid=142 
   
Me ha gustado mucho ver la gran implicación de la oficina de turismo desde la que salen muchas de dichas actividades.

Desde aquí nuestro agradecimiento, chicas, mereceis un diez.

También os pongo el enlace de dicha oficina de turísmo. No acostumbro a hacerlo, pero creo que en este caso lo merecen por su profesionalidad.
 http://www.pegoilesvalls.es/ 

  El término municipal de Pego está lleno de restos arqueológicos que son testimonio de que el hombre, desde la antigüedad ha vivido en este valle protegido por el monte, la proximidad del Mediterráneo y la abundancia de agua, lo que le confiere una orografía y belleza sin par.

 Los principales montes de la región son los que forman una herradura abierta al mar y en la que se encuentran los pueblos de Atzubia y Pego.

La parte oriental la cierra el monte de la Vall de Gallinera, que a su vez se divide en dos ramales o cordilleras a modo de brazos que quieren abarcar una llanura que se extiende hasta el mar.

Los valles que configuran esta subcomarca son La Vall d'Alcalá, La vall d'Ebo, Vall de Gallinera y la Vall de Laguar.

Las calles del centro histórico de Pego aún conservan el trazado original medieval.  

En el año 726 se produce la ocupación musulmana del valle de Pego.

Después de la derrota definitiva de Al-Azraq, en tiempos de la reconquista, se pensó en la importancia de un lugar seguro y estratégico que pudiera controlar las entradas de levante a los distintos valles del interior, poblados de moriscos y que tantos problemas habían creado y seguirían creando los nuevos invasores. 

Es a partir de 1244, cuando Jaume I conquistó el valle y el castillo de Ambra, al sur de la actual población.

El lugar de Pego adquiere fisonomía propia de alguna importancia, más allá de una alquería más de las muchas que se encontraban diseminadas por el valle y hoy desaparecidas, como Atzaïla, Benituba, Rupa y otras, más de 15, que aún siguen dando nombre a partidas rurales pegolinas

Así se construyó, prácticamente de nuevo, la villa sobre una antigua alquería musulmana, Uxola, que se repuebla con cristianos barceloneses alrededor del 1279 mediante la primera carta de poblament y la segunda en 1286, en tiempo ya de Pere I de Valencia.

Así, comienzan a llegar colonos desde Barcelona que se establecieron en la nueva villa amurallada.

 El mismo rey Pere I fue el primer señor de la Baronía de Pego, la que su padre había creado en 1262. 

Posteriormente, una muralla con 16 torres, que todavía no estaban finalizadas a principios del siglo XIV, rodeaba la población, a la que se podía acceder mediante tres grandes puertas de entrada.



  La carta de poblament le da a la justicia y juzgados de Pego los privilegios de establecer campos, construir acequias, dehesas, aprovechamiento de las aguas, pesca y pastoreo.
 
En 1403, Martí I, proscribe el cultivo de arroz de hecho y se intenta regular el cultivo en todas las zonas pantanosas.

 Entre 1495 y 1699, tienen lugar numerosos pleitos contra los condes de Oliva, duque de Gandía y el marqués de Denia por defender los derechos de pesca, estancar y arrendar el agua, así como establecer campos, "malladas" y transformarlas en cultivos.


Tras la expulsión de los moriscos en 1609, lo que provocó un conato de rebelión, Pego quedó prácticamente despoblada y tardaría en recuperarse.


  Ya en el siglo XVII, se producen las primeras colonizaciones en la parte del Molinell, y se crea jurisprudencia respecto a la caza y pesca.

 A finales del siglo XVIII, comienza la colonización de determinadas zonas de marjal, comenzando la formación de acequias de desagües en las partes más externas.

 Aún no aparece el cultivo del arroz, pero los terratenientes ya comienzan a mostrar su interés por este cultivo en la marjal. 


La iglesia de la Asunción se cree que se asienta sobre una antigua mezquita perteneciente a la alquería de Uxola, alquería fundacional de la Villa.

Es probable que el primer templo cristiano fuera construido el mismo siglo XIII, aunque otras fuentes afirman que fue construido en los siglos XVI y XVII.

 Este templo está dedicado a la Asunción porque el rey Jaume I atribuía sus conquistas a la intervención de la Virgen. 

 De hecho ya aparece en el listado de parroquias de 1279-1280, según el historiador Burns, en las Constitutiones Synodales ecclesiae Valentinae.

 Se sabe que en 1310 el rector era Alacer de Capella y que en 1356 el obispo Hugo de Fenollet había concedido al rector de Pego, entre otras cosas, poder utilizar 400 sueldos para hacer una custodia de plata. 

En 1388-1389 en la Visita Pastoral efectuada a la Iglesia de Albalat, consta un tal Bernat como rector de Pego per Pluri Annos.


Se cuenta también con documentación sobre privilegios de amortización para poder encargar la celebración de aniversarios a los presbíteros y beneficiados de Pego, al menos desde 1480 y ventas de censales a los rectores desde 1513.


  En el ordenamiento parroquial de 1535 se le anexionaron Benumea y Atzúbia.

 En 1599 se comenzó la construcción del nuevo templo, la Iglesia de la Asunción de estilo gótico-renacentista, edificado sobre las ruinas de la anterior.

   Las obras se daban por finalizadas en 1614 aunque otras fuentes indican 1629 como fecha de finalización, pero, en realidad, el final definitivo sería a finales de siglo.



  El Templo es una nave única con cuatro capillas entre contrafuertes y cabecera ochavada que sigue una tipología de salón asentada en las tradiciones constructivas del siglo XVI que encuentra paralelismos con otras iglesias de la comarca.

 Las proporciones de la nave tienden al equilibrio entre el ancho y el alto, lo cual permite acercar a la escala humana el eje visual que acentúa la fuga de líneas al altar.


  Aquí destaca la recargada decoración de guirnaldas y ángeles, con abundantes dorados tan al uso de la desmesura hispana del siglo XVIII.

 A continuación se añadió la torre, cuyo emplazamiento debió ser objeto de discusión. Se impuso el criterio casi medieval de campanario exento, frente a las teorías más académicas de incorporarlo a la fachada principal y repetirlo a ambos lados para la correcta euritmia.


   Las bóvedas nervadas y estrelladas son muestras de que la práctica tradicional convive con la gramática clásica recién importada.

  El acertado color dado a las bóvedas diferencia la plementería de la estructura, forzando la sensación de amplitud.

 La iglesia se completó con un Sagrario de planta centralizada, casi de cruz griega, cubierto con una cúpula esférica.

  
 Su estructura de tres cuerpos, con la base maciza, fuste moldurado y remate de pilastras giradas, constituye una elegante muestra del tipo que se estaba imponiendo a mediados de siglo.

 De esta época es el portal “de migdia”, el cual restó protagonismo al primitivo y sobrio acceso de los pies, quedando ensombrecido cuando se suprimió la manzana del lado sur para crear la plaza, definiendo la visión lateral actual.


 Se conservan obras de arte interesantísimas, como la Doble Verónica atribuida a Jacomart, del siglo XIV y el retablo gótico de Antoni Peris dedicado a la Virgen de la Esperanza.


    También se conserva un hermoso retablo medieval, que sin duda perteneció a la primitiva iglesia, pues así parece indicarlo la pintura de la titular que está en lugar principal.


 Una Cruz Procesional del S.XV, la talla del Cristo del siglo XVI de Damià Trigo y las pinturas del Altar Mayor de Rafael Cardells junto a otras imágenes y objetos de orfebrería.

   El gran terremoto de 1644 ocasionó grandes desperfectos en la obra, obligando a rehacer todo aquello que ya estaba construido.

 La construcción finalizó el siglo XVIII, al acabar la torre del campanario y la Capilla de la Comunión.

  
La Casa de Cultura es uno de los edificios más antiguos del pueblo, ya que fue construida poco después de la reconquista.

De ella y de su ubicación hay reseñas fechadas en 1488.

  La familia Sala compró la propiedad en 1675 y posteriormente las tierras conlindantes hasta llegar a la  puerta de la muralla.

Con la riqueza y poder conseguidos ganaron el derecho de ser considerados hidalgos y el consiguiente escudo de armas que cuelga sobre la puerta del edificio.

Posteriormente se unieron a otra influyente y poderosa familia, los Torres Orduña de la población de Benissa.

 Durante la guerra civil, la casa fue hogar de acogida para niños refugiados ya que la familia Sala tuvo que huir por culpa de haber sido los caciques de la comarca.

En el año 1990 fue comprada por el ayuntamiento.

Actualmente posee el archivo de Pego en su interior a la vez que sus paredes forman parte de su historia.
  El origen de las murallas de Pego es  cristiano medieval conociéndose numerosas referencias textuales a la creación de la villa y a sus murallas que no se hallaban terminadas a principios del siglo XIV. El recinto poseía hasta 16 torres.



De la anterior alquería de Uxola, situada en el mismo emplazamiento, no quedan vestigios, ya que sólo se conocen arqueológicamente restos del cementerio islámico extramuros, la actual calle Mayor. 


 Las murallas, torres y puertas, se destruyeron en gran parte durante la guerra de Sucesión española a comienzos del siglo XVIII.

Durante la Guerra de Sucesión la villa de Pego se declaró partidaria del archiduque Carlos, pero su señor, el duque de Gandía que era un decidido felipista colaboró para que las tropas de Felipe V la ocuparan por largo tiempo.
La Villa se conviritió en una importante base de operaciones desde la cual atacar Denia y atajar la posibilidad de unir los dos núcleos resistentes maulets, Alcoy en el interior y Denia en la costa, motivo por el que le sería otorgado el título de "Muy Noble Villa".
 También en el ensanche de la villa en el siglo XIX, se destruyen las partes de las murallas restantes quedando pocos vestigios.

Los restos actuales consisten en varios lienzos, incorporados casi siempre a otras construcciones. Destaca el llamado Portal de Sala, uno de los accesos de la primitiva muralla.
 Se abre en el número 20 de la calle San Agustín. Quedan junto a él restos visibles de lo que fue la torre anexa cuadrada que defendía la entrada


  Se construyeron nuevos molinos de harina y se mejoraron las técnicas de cultivo gracias a la difusión de los nuevos conocimientos agrarios que hacen gente ilustrada como la familia del Pavorde Juan Sala Bañuls

 La pujanza económica se hace notar en la construcción del nuevo campanario de la iglesia, tarea que encomiendan al arquitecto vasco Francisco Galte

 El pueblo es tremendamente religioso, sintiendo una profunda devoción por el Ecce-Homo y los franciscanos. 

 La Capilla del Ecce-Homo, de 1759, está asentada sobre el antiguo Hospital de Pobres. La capilla es obra de Francisco Cabezas y dicen que es una anticipación a su obra mayor de San Francisco el Grande de Madrid.

  Destaca por su atrevimiento arquitectónico con una cúpula octogonal ornamentada con tejas azules.

El campanario destaca sobre el conjunto para resolver trapezoidalmente su base, algo poco común en la arquitectura valenciana. 

Esto es debido a la adaptación al espacio disponible, ya que las medidas de la cúpula definen la forma que toma el campanario.


En el cuerpo superior de la puerta encontramos un nicho con una escultura del Santísimo Ecce-Homo, enmarcado por formas florales y vegetales. 

 En la fachada también se encuentra una puerta de metal magníficamente trabajada creando una composición detallista, con leones, puttis o angelitos, orlas y formas florales, ofreciéndole mayor lujo y importancia al lugar al que accedemos.

  El fervoroso pueblo decide construir una nueva imagen del Ecce-Homo, siendo esta imagen destruida durante la Guerra Civil. 

En 1744 un sastre llamado José Fenollera, sufraga o construye un palio para el patrón de la villa. También le cosen una capa nueva, la casulla y las dalmáticas del rector.

 Se construye un  nuevo retablo para colocar mas decentemente la imagen del Ecce-Homo, mientras que Salvador Valeo hace los lienzos del retablo, los dorados del cual son hechos por Eugeni Labernia, que también se encarga de dorar la peana y pinta la capilla del susodicho Ecce-Homo.

  En el interior domina la imagen del patrón desde su altar mayor. 

 Debajo de esta imagen encontramos un altar con la Vera Cruz que, según dice la tradición, contiene un resto de la cruz donde murió Jesucristo.

  Dentro encontramos materiales ricos que le dan un carácter majestuoso, propio de la gran devoción Pegolina hacia su patrón, con mármoles de color, imágenes de Cristo yaciendo, del Nazareno, la Virgen de los Dolores, el Cristo de Medinaceli y el Cristo de la Columna.


 En 1757 se acuerda construir la nueva capilla del Ecce-Homo y al año siguiente, se traslada al Hospital en la calle que ahora se llama Hospital, entonces llamada calle Sanxos, instalándose donde ahora está el museo . 

  El lugar había sido antiguamente un hospital y albergue de viajeros y peregrinos.


  El 1 de noviembre de 1759  se pone la primera piedra de la construcción del Ecce-Homo, capilla que será terminada en 1777, año en el que fue trasladada la imagen del Ecce-Homo a la nueva capilla. 

 Una duración de 18 años que se prolongó hasta 1785 con la construcción de los altares interiores, decoración de cuadros y alumbrado .


 No puedo despedirme de Pego sin decir que me encantó tanto su casco histórico como sus alrededores.

 Continuaremos viaje hacia la sierra, hacia Atzubia por la CV 700 para seguir adentrandonos en su historia, paisaje y costumbres. Antes decir que son muchas las fiestas de las que podemos disfrutar en nuestra visita.

 Como nuestro tiempo era limitado, nos perdimos algunas cosas tales como, la visita al Marjal, la bajada por el río Bullent la semana antes de carnaval o las fiestas de moros y cristianos entre otras.

Esas cosas y otras más las dejaremos pendientes para el siguiente post.
 

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