miércoles, 12 de octubre de 2016

ESPACIO NATURAL DE SANT MIQUEL DEL FAI



Hoy nos vamos a hacer una bonita excursión por un enclave especialmente recomendado, se trata de Sant miquel del Fai.

El Espacio Natural de Sant Miquel del Fai es una escapada que podemos realizar en una mañana, o tomarlo con calma y ocupar todo el día. Cerca de Barcelona, combina naturaleza y cultura en un precioso entorno situado en la comarca del Vallès Oriental. 



El lugar tiene todos los ingredientes necesarios para pasar una fabulosa mañana: el agua que brota entre las piedras, cuevas, bellísimas formaciones rocosas, lagos, historia... 


Se trata de un conjunto arquitectónico singular que se encuentra situado en un bellísimo entorno, espectacular, donde destacan las estilizadas cataratas de los ríos Tenes y Rossinyol.

Si lo visitamos con niños también podrán disfrutar de pallasos, juegos y talleres. (Consultar la programación en su página web:www.santmiqueldelfai.cat)
Sant Miquel del Fai dispone de una escuela de naturaleza dirigida a grupos de escolares, actividades deportivas o formación vivencial (actividades de formación fuera de la empresa encaminadas a mejorar el rendimiento de los trabajadores mediante juegos y experiencias al aire libre).


COMO LLEGAR:

Aquí dejo las coordenadas GPS X: 2.22352795755901, Y: 41.6773320910935 ya que será más fácil seguir las indicaciones dependiendo del lugar de origen.


En autobús:

Todos los domingos hay un servicio de autobuses de la empresa Sagalés desde Barcelona hacia Sant Miquel del Fai, pasando por Sant Feliu de Codines, aquí pongo el teléfono para información 902 13 00 14.

HORARIOS:

Son diferentes dependiendo la época del año en la que vayamos, mejor consultar la web oficial de la que más abajo pongo el enlace.


PRECIO:

El conjunto monumental de Sant Miquel del Fai es de propiedad privada, por lo que para visitarlo hay que pagar una entrada, cosa que no nos pareció mal ya que el lugar está muy bien cuidado.
Adultos: 8€
Niños de 3 a 12 años: 4€
Jubilados, pensionistas y discapacitados: 6€


Descuentos aplicables presentando el carnet / tarjeta en la taquilla; descuentos no acumulables entre ellos. Sólo un descuento por pago.
-Carnet del Club Super3 (gratuidad para cada niño que muestre su carnet. Válido de 3 a 12 años, los niños deben ir acompañados por los padres)
-Visa RACC MASTER (25% de descuento sólo para entradas de adulto. Válido para dos personas, titular y acompañante)
-Tarjeta ROSA (25% de descuento sólo para entradas de adulto. Válido para dos personas, titular y acompañante)
-suscriptores DEL 9 NOU con carnet (2 x 1 en la entrada de adulto)
-suscriptores DE LA VANGUARDIA con carnet (2 x 1 en la entrada de adulto)
 

Està permitido acceder al recinto con perros siempre que se lleven atados. En la cueva de las Tosques tienen la entrada prohibida.

Para más información aquí dejo el enlace:
http://www.santmiqueldelfai.cat/ca-es/santmiquelfai 

El agua, proveniente de los ríos Rossinyol y Tenes así como de la lluvia y el deshielo, ha creado un paisaje singular en Sant Miquel del Fai, donde ha formado cuevas de estalactitas y estalagmitas, curiosas formaciones rocosas, pequeños estanques y bellos saltos de agua. 


 El lugar está documentado desde el 887, cuando se le menciona en un escrito que hace referencia a la ermita románica de Sant Martí del siglo X.

Esta ermita, muy influyente hasta el siglo VI, fue perdiendo peso ante el culto que se celebraba en la iglesia de Sant Miquel del siglo X, construida allí donde anteriormente hubo un espacio para los ritos paganos.
  
 El monasterio de Sant Miquel del Fai fue fundado a finales del primer milenio, por Gombau de Besora siendo favorecido, no solo por el Señor del Castillo de Montbui, Gombau de Besora, sino también por los Condes de Barcelona.  

 En el año 997, los condes de Barcelona cedieron las tierras donde estaba la iglesia de San Miguel y sus alrededores al caballero Gombau de Besora para que fundara un monasterio, pero finalmente la casa del Priorat no se construyó hasta principios del siglo XV.

Desde el 1042 el priorat del Fai quedó adscrito al monasterio provenzal de San Víctor de Marsella, hasta que en 1567 pasó a la tutela de la catedral de Girona. En 1832, ante la falta cada vez más evidente de monjes, el priorat quedó abolido.



Sin embargo, siempre se trató de un pequeño cenobio que no daba cabida a más de 5 o 10 monjes benedictinos, hasta que a mediados del siglo XVI, los benedictinos dejon el monasterio. 

Aunque se siguió manteniendo el recinto como lugar de culto, a partir de ese momento, solo como santuario.


La visita a Sant Miquel del Fai se inicia con la entrada al complejo por la plaza de la Abadía, ante la que se alza la casa del Priorat del siglo XV.

El edificio, muy bien conservado, es un buen ejemplo del gótico catalán del siglo XV, sencillo pero imponente, sobre todo, por la localización donde se encuentra, en medio de un acantilado. 


Actualmente se aprovecha para celebrar banquetes, reuniones privadas y actos de empresa.
 
En él encontramos la tienda de recuerdos, donde se puede comprar el licor del Fai, elaborado con algunas de las hierbas aromáticas de los alrededores.


Anteriormente habremos cruzado un arco de piedra que une los dos lados del risco como si de una fortaleza se tratara, seguido por un camino asfaltado con una buena pendiente.


 Las vistas de todo el Valle del Tenes, con el arroyo que corre por el mismo, es preciosa.

   
El primer edificio al cruzar el abrupto risco por el llamado paso de la Horadada es el monasterio de Sant Miquel. 

Siguiendo por el pasillo de piedra, la ruta nos lleva a una de las iglesias trogloditas más antiguas de todo el país, la iglesia de Sant Miquel, la única capilla románica construida bajo una cueva.  


 Ubicada en el interior de una cueva, la propia piedra forma el techo del templo, que es de una sola nave y al que se accede por una entrada, simple pero hermosa, de estilo románico.  

Este sería en realidad el espacio más antiguo del monasterio y dataría del 997.   



Parece ser sin embargo, que esta cueva ya habría sido el escenario de varios cultos paganos mucho antes de que fuera transformada en iglesia.

En dicha iglesia hoy en día se hacen celebraciones, especialmente bodas. Este es un lugar ideal.


Unas escaleras llevan a la cripta, pero no pudimos bajar ya que estaba cerrada.  

En el suelo, encontramos las lápidas de algunos de los abades de Sant Miquel del Fai, así como algunas piezas de museo en sus paredes, como una imagen de la Virgen del Fai en alabastro. 


Para ella se construyó un altar con una lámpara perpetua que quemaba día y noche frente a ella. 

También podemos ver la lápida sepulcral de Guillem Berenguer, hijo del conde de Osona Berenguer Ramon I.



  En la misma vitrina vemos una jarra de cerámica vitrificada de la época almohade, aparecida en la base del altar y que data de los siglos XII o principios del XIII.

Junto a la iglesia llegamos a la sala del audiovisual, donde se explica la historia y arquitectura de este espacio natural.   
En la puerta están los horarios con los diversos idiomas en que se proyecta el vídeo.


La siguiente parada es el pequeño museo, que expone restos arqueológicos de la zona.


 El lugar se complementa con un estanque con cisnes y un mirador con el que deleitarnos del entorno.



A continuación, la ruta nos lleva por un camino donde podemos admirar los extraordinarios riscos que el paso del tiempo ha ido moldeando.

Después el itinerario se bifurca: 

Se puede optar por visitar la cueva de San Miguel, donde podremos admirar la formación de estalactitas, estalagmitas y pequeños lagos, o bien seguir el camino principal hasta el lago de las Monjas, escondido bajo la roca.

Creo que vale la pena ver la cueva que se encuentra a mano izquierda.

Para ello descenderemos por unas escaleras ligeramente empinadas, que nos llevan a la Cueva de San Miguel, descubierta en 1867.


En ella encontraremos una serie de bellas estalactitas, estalagmitas, columnas y cortinas de carbonato cálcico.

La gama de colores es magnífica y aunque se trata de una cueva pequeña, vale la pena visitarla. 
Al final de la cavidad, un pequeño lago subterráneo no nos permite seguir.
 

Prosiguiendo el camino que dejamos al bajar a la cueva, se ofrece ante nuestros ojos un recorrido de gran belleza.  

En el recorrido encontramos una fuente de agua potable que brota de la montaña en la que refrescarnos o una estatua homenaje al escritor Josep Plà. 


Cada ciertos metros encontramos una acumulación de roca porosa rica en carbonato cálcico. Es el travertino que se forma a partir de la caída de agua rica en carbonato cálcico.

 Así llegamos al Llac de les Monges.


El camino pasa por detrás de uno de los rincones más bonitos de toda la ruta: el espectacular salto de agua del río Tenes que se precipita desde lo alto de los riscos.

 
Este camino permite pasar justo por detrás de la cascada, gracias a una especie de hermosa cueva abierta formada de travertino.  


 
La humedad aquí es importante y enseguida se nota que la temperatura baja unos grados.

 Seguimos hasta el final del camino, que transcurre siempre paralelo a los riscos. A mano izquierda dejamos la zona de picnic.



 Una vieja tuberia de hierro cruza el camino descendiendo desde lo alto de la montaña y sigue su camino ladera abajo.


En el fondo del valle podemos ver una vieja construcción en la que se aprovechaba la fuerza de descenso del agua para transformarla en electricidad. Se trataba de una minicentral hidráulica. 

Un precursor de gran tradición en Catalunya de estas centrales eran los molinos harineros y papeleros.


En el espacio de picnic encontramos una cabaña donde venden bocadillos, bebida, platos combinados, patatas o aceitunas y una zona de recreo.
 
Al final de valle el camino va a parar a la sencilla pero bonita ermita de San Martín, del siglo XI, restaurada recientemente. 

En su interior podemos observar fragments de unas pinturas murales de estilo gótico lineal del siglo XIV.


 El recorrido termina en la Cueva de las Toscas.  

 Para bajar a la cueva hay que tener más de 7 años y ponerse un casco. 



Es una formación muy bonita que permite hacer un recorrido espeleológico sencillo pero bien entretenido y que hará las delicias de los amantes de las cuevas y a los niños.

 
Si se sufre de claustrofobia o dificultades de movilidad mejor no bajar, pues los espacios son pequeños y hay que agacharse y luego subir por una empinada escalera.


 En mi opinión el trabajo para adecuarla a la visita ha sido impecable ya que la intervención ha sido la mínima.


La belleza del lugar no nos dejará indiferentes, un paseo delicioso que recomiendo realizar.
Nos vemos en el próximo viaje.