viernes, 9 de enero de 2015

RUTA DE LOS CÁTAROS : MONTSEGUR



 Edificado encima de un peñasco rocoso a 1 200 m de altitud, el castillo de Montségur en Ariège es un verdadero mito.

Llegaremos a él por el único camino que se remonta a través de la montaña y que nos proporciona un paseo y unas vistas excepcionales.

Este castillo no dispone de ningún tipo de descuento especial.
Aquí dejo el enlace para más información de tarifas y horarios:

http://www.grands-sites-ariege.fr/fr/chateau-de-montsegur/detail/49/horaires-chateau-et-vistes-guidees



Una estela marca hoy el lugar donde perecieron 220 hombres y mujeres.



Convertido en un símbolo de la resistencia frente a la represión, Montségur es el último refugio para los cátaros, perseguidos desde hacía años por el ejercito del Papa en todo el Midi de Francia.


Raymond de Péreille se comprometió, bajo las órdenes del clero cátaro, a hacer de las ruinas encaramadas en la montaña una fortaleza.







 Hacia el año 1200 existía en el Languedoc (sudeste de Francia) una extraña corriente religiosa. Sus seguidores eran llamados cátaros u hombres buenos. 

Fundamentalmente maniqueistas, creían que el mundo se dividía en dos corrientes opuestas: La del bien y la del mal. 

A pesar de pertenecer a la Iglesia de Roma, no creían en la muerte de Jesús a manos de los romanos, por ello nunca usaron el símbolo de la cruz.



Los sacerdotes del movimiento cátaro eran denominados los perfectos u hombres puros. 
Con sus largos trajes negros recorrían los caminos por parejas ayudando a todo el que se lo pidiera, tanto en las labores del campo como a nivel espiritual.

 Con esa filosofía de vida, unida a su austeridad y total desapego de las riquezas materiales, se ganaron grandes simpatías, tanto de los caballeros y nobles como del pueblo llano, donde eran aceptados plenamente.


  El papa Inocencio III declaró a los cátaros herejes con lo que empezó su persecución.

Así, en enero de 1208 comienza la cruzada albigense, el asedio y genocidio de los más importantes enclaves cátaros.

 Para ello el Papa contó con el apoyo militar del rey de Francia, Enrique IV. La resistencia cátara fue cayendo ciudad tras ciudad a lo largo de más de 40 años. 

Por ejemplo, en el saqueo de Beziers se calcula que en un sólo día fueron pasados a cuchillo y quemados más de siete mil personas entre hombres, mujeres, niños y ancianos.

 Cuando uno de los cruzados le preguntó al Papa Inocencio III como distinguirían a los herejes de los cristianos, éste respondió: "¡Matadlos a todos, que Dios ya separará a los buenos!".




En 1232, Montségur fue ocupado como sede de la iglesia cátara.

 El castillo fue designado entonces como objeto de toma y destrucción por parte del Consejo de Béziers, por lo que sufrió asedio durante un invierno, que se saldó con la rendición de los cátaros y la obligación de renegar de su fe o ser quemados.


En mayo de 1243, este ejercito consigue llegar a Montségur y sitia el peñasco rocoso. 

El sitio al castillo comienza con una relación de fuerza desmesurada : 6000 soldados contra alrededor 400 cátaros.


 A pesar del hambre, del frío y de los combates mortales,los sitiados aguantaron un año.

Los cátaros recibieron armas, víveres y dinero provenientes de toda Europa, posiblemente a través una intrincada red de túneles que habían construido en el interior de la montaña y
fueron también apoyados por poderosos señores locales como los de Foix y de Mirepoix..

 Por esta misma vía salvaron el tesoro cátaro.
 Según consta hoy en día en las actas de la Inquisición, en 1243 los cátaros Pierre Bonet y Matheus fueron los encargados de salvar el tesoro material, consistente en grandes sacos de piedras preciosas y monedas de oro.

 Entregaron todo al perfecto Pons-Arnaud de Castelverdun, señor de la región del Sabarthes, donde están situadas las cuevas en las que más tarde se refugiarían los últimos cátaros.


Al final, los habitantes de Montségur negociaron su rendición en marzo de 1244.

 Los vencedores prometieron liberar a todo aquél que renunciara a su fe cátara. 

Pero en Montségur, nadie cumplió la promesa..






La noche del 16 de enero de 1244, las hordas del Papa entraron en Montsegur. Se llevaron a todos los ocupantes encadenados montaña abajo.

 Los cátaros descendieron a las  faldas del peñasco rocoso hacia un descampado, donde les esperaba una inmensa hoguera.

  Se precipitaron ellos mismos a las llamas . Desde entonces es conocido como el Camp des Cremats (campo de los quemados).



Doscientos cinco perfectos y perfectas comenzaron a entonar unos cánticos que no cesaron hasta que el humo y el fuego acabaron con sus vidas, según se puede leer en los archivos de la inquisición.




 En estos mismos documentos se puede leer como la noche de la caída de Montsegur, cuatro valientes cátaros cubiertos de paños de lana se descolgaron mediante cuerdas de la cima de la montaña por la garganta vertical de Lasset (la más inaccesible de Montsegur), portando con ellos algo de vital importancia.

 Las actas sólo recogen el nombre de tres de ellos: Amiel Alicart, Hugo y Poitevin.
 Horas mas tarde, y mientras sus hermanos son quemados en la hoguera, un fuego es encendido en la nevada cumbre del monte vecino de Bidorta, tal y como habían pactado.
 Señal inequívoca de que el tesoro espiritual de la fe cátara estaba a salvo.






La tragedia vivida en este lugar, y también los rumores sobre un eventual tesoro y el carácter topográfico tan particular del sitio han atribuido a Montségur la calificación de templo solar o de castillo del Graal.






El día del solsticio de verano al alba, el sol entra por las ventanas orientales del castillo y vuelve a salir rápidamente por las occidentales para indicar, según dicen, el lugar del tesoro de los cátaros.Este fenómeno se debe a sus características arquitecturales.



Más abajo, descendiendo y pasado el pueblo de Montsegur a mano derecha, podremos descubrir la fuente de Fontestorbes.




 Se trata de una fuente peculiar ya que se encuentra situada en el interior de una cueva cuyo camino de acceso queda sumergido debajo del agua en periodos cíclicos de diez minutos.





Una vez el agua comienza a crecer, has de salir rápidamente si no quieres acabar dándote un buen baño en sus frías aguas.


Dice la leyenda que en Fontestorbes había una gruta, hoy bloqueada, habitada por hadas madrinas que golpeaban sus vestidos de lino con oro provocando el tremendo ruido que proviene del interior de la fuente.

 Un día una de estas hadas le pidió a una mujer del lugar que dejase que uno de sus niños entrase a la cueva. En agradecimiento por haber confiado en ellas, las hadas obsequiaron a la mujer con una varita mágica de oro capaz de hacer realidad todos sus deseos.

 Cuando la mujer murio, los hijos se pelearon por la varita partiendola en trozos que volvieron a ser madera sin poderes mágicos.

Me he tomado la licencia de tomar esta explicación de:
http://revistaestigia.tripod.com/surfrancia.html
Ya que me ha parecido bonita, espero que no les importe.


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