viernes, 16 de enero de 2015

CASTILLOS DEL LOIRA : CHAUMONT-SUR-LOIRE


Cerca de Blois, encontramos el castillo de Chaumont-sur-Loire que mira al Loira desde un promontorio.

 Una mezcla de gótico y Renacimiento, marcado por el fantasma de Catherine de Medici, viuda de enrique II. Hay histórias y leyendas que relatan el paso ce Catherine y su relación con Nostredamus y el castillo.

La entrada al castillo no tiene ningún descuento salvo los habituales para niños, aquí dejo el enlace para más información de los horarios y precios:

http://castillosdelloira.es/es/castillos/chaumont/acceso-e-informacion-util
 El castillo debe al príncipe Henri-Amédée de Broglie la creación de su parque histórico, diseñado a partir de 1884 por Henri Duchêne, uno de los arquitectos paisajistas franceses más importantes de finales del siglo XIX.


El parque actual representa la parte correspondiente al parque de recreo del inmenso dominio de bosque y praderas de 2.500 hectáreas, que el príncipe de Broglie reunió entre 1875 y 1917, destinado, en aquella época, a organizar las monterías.

Pasear por este parque, con sus largos y hermosos caminos que nos conducen a tiempos remotos es un placer digno de reyes y por unos momentos hará que nos sintamos como tales.

“El parque histórico” de 21 hectáreas, que ofrece unas excepcionales vistas del Loira salvaje, se ha realizado en un estilo paisajista “a la inglesa”, caracterizado por un relieve suave ondulado, árboles aislados o agrupados en bosquetes y fábricas: torre de agua y puente rústico.

Entre otras particularidades, también encontramos el cementerio de los perros de la princesa de Broglie.

El arquitecto Marcel Boille edificó la granja modelo del castillo.

 También podemos encontrar un pequeño rincón del jardin con el diseño de un jardín japonés.

En ese rincón podemos descansar al arrullo del agua, tomar un bocado, o simplemente relajarnos en el silencio, solamente roto por el canto de algún pájaro atrevido.

Las habitaciones abuhardilladas (no accesibles a los visitantes) de los criados que trabajaban en las caballerizas se encuentran en el primer piso de los diferentes edificios.

Paul-Ernest Sanson había previsto un mayor desarrollo de los edificios de las caballerizas, pero no pudo realizarse.

Gracias a la experiencia que adquirió aquí, el arquitecto pudo diseñar, unos años después, las caballerizas modelo del marqués de Breteuil en 1892.



Las caballerizas de Chaumont se organizan alrededor de dos patios de diferente tamaño y pueden comunicarse entre sí; la más grande está reservada para los propietarios del castillo y la otra para sus invitados.

 El gran patio está a la altura de los numerosos caballos y carruajes que circulaban por él, así como del personal. Las caballerizas funcionan tanto de día como de noche, y emplean a numerosos criados.

 Unas veinte personas (zagal, cochero, lacayo, palafrenero, postillón, mozo) se dedican a las diferentes tareas bajo la dirección del primer cochero, el jefe de cuadras.


En el siglo X, la fortaleza de Chaumont-sur-Loire se construyó para vigilar la frontera entre los condados de Blois y Anjou.

Eudes I también llamado Odo I, conde de Blois, la crea  para proteger Blois de los ataques de Fulco Nerra, conde de Anjou.

 El caballero normando Gelduin llega a Chaumont y afianza la fortaleza.

Su hijo y sucesor Geoffroy, sin descendencia, elige como heredera a su sobrina nieta, Denise de Fougères, que se casa en 1054 con Sulpicio I de Amboise.

 De esta manera el castillo pasa así a manos de la familia de Amboise durante cinco siglos.


Luis XI manda quemar y arrasar Chaumont en 1465 para castigar a Pedro de Amboise por haberse rebelado contra el poder real durante la «liga del bien público».

Poco después, se le devuelven las tierras. Éste y más tarde su hijo, Carlos I, y su nieto, Carlos II, reconstruyen el castillo de 1468 a 1510.

 Fue Carlos II de Amboise quien inició su metamorfosis como castillo de recreo de estilo renacentista.

 Las decoraciones esculpidas adquieren importancia y se convierten en el principal elemento de las fachadas exteriores. 

La reina Catalina de Médicis compra Chaumont en 1550, pero no realizó obras importantes en el castillo.

Allí trabajaba con varios astrólogos entre ellos Nostradamus.

 A la muerte de Enrique II, cede el castillo a Diana de Poitier favorita del rey, en 1560.

La antigua favorita del rey ordenó los trabajos que le confirieron su fisonomía actual, en particular la finalización de los caminos de ronda y de la puerta del puente levadizo.


 A finales del siglo XVI, el castillo pasa a ser propiedad de Enrique de la Tour d'Auvergne y más tarde del banquero Escipión Sardini, bajo el reinado de Enrique IV.

 Bajo el reinado de Luis XIV, el dominio cae en suerte de Pablo de Beauvilliers, duque de Saint-Aignan.

En 1739, Nicolas Bertin de Vaugyen, consejero en el parlamento de París, adquiere Chaumont.


Las vistas desde el castillo son inigualables sobre el Loira y se pierden en la lejanía.

 En 1750 lo compra Jacques Donatien Le Ray, futuro intendente de Los Inválidos de Luis XIV estableció una fábrica de cristales.

 Jacques-Donatien Leray ordenó la destrucción del ala norte abriendo unas vistas únicas sobre el Loira.

 Era considerado como el “Padre de la Revolución Americana” porque amaba América.

 En 1789, el gobierno revolucionario tomo el castillo pese a ello Le Ray logra preservar el castillo durante la revolución y recibe en su interior a Benjamin Franklin.

 Acogió también al escultor italiano Jean-Baptiste Nini y actualmente, el castillo presenta la colección de medallones más hermosa de Francia, "piezas únicas" de este famoso escultor.


En 1810 Germaine de Staël se aloja en él, recibida por el hijo de Jacques Donatien Le Ray, también llamado Ray el Americano quien, en 1823, vende el castillo al barón de Etchegoyen.


 En junio de 1875, la princesa Marie-Charlotte de Broglie compró el castillo, decoró las estancias con mobiliario renacentista y supervisó numerosas obras para que la residencia fuera digna de las más fastuosas recepciones.
 Aquí podemos ver un ejemplo muy bien conservado.


En el siglo XIX el castillo pasa a pertenecer al vizconde Joseph Walsh y, más tarde, fue comprado por el príncipe y la princesa Henri-Amédée de Broglie  quienes lo decoraron fastuosamente



Cedido al Estado en 1938 por la Princesa de Broglie, el castillo de Chaumont-sur-Loire es propiedad de la Región Centro desde 2007 y Establecimiento Público de Cooperación Cultural desde enero de 2008, siendo ahora un museo con el Festival de los jardines de abril a Octubre, con creaciones contemporáneas.


El constructor optó por un conjunto de ladrillo y piedra para construir las caballerizas, (el ladrillo se utilizaba frecuentemente a finales del siglo XIX en la construcción de los palacios equinos), pero recuperó un elemento escultural antiguo, visible en las fachadas del castillo un friso esculpido donde alternan la doble “C” de Carlos II de Chaumont y la montaña en llamas.

 Durante la segunda mitad del siglo XIX, el caballo ocupaba un lugar preponderante.

 Aunque en los desplazamientos medios y largos el ferrocarril ganaba terreno progresivamente, en aquella época el caballo seguía siendo el modo de locomoción más común de los particulares.

  Era una señal de riqueza, dado que los carruajes tirados por caballos fueron durante mucho tiempo un signo indispensable de buena posición económica.

 También era necesario para la organización de monterías y los señores nobles llevaban su escudo pintado en su carruaje y mostraban orgullosos la magnificencia de las libreas de sus lacayos como signo de nivel social elevado.


 Las caballerizas de Chaumont-sur-Loire son un ejemplo y una  representación fideligna y bien conservada de las construcciones ordenadas por la aristocracia acomodada, a finales del siglo XIX, para sus caballos.

En 1877, la pareja principesca Henri-Amédée de Broglie confió al conocido arquitecto Paul-Ernest Sanson la realización de caballerizas, que debían ser las más suntuosas y modernas de Europa.


Tanto dentro como fuera, en los jardines y las caballerizas, podemos ver el transcurso del tiempo reflejado en sus piedras, sus árboles y vitrales; su mobiliario...todo evoca otros tiempos gloriosos en los que las gentes vivían con opulencia y fastuosidad.
Mostrandonos la belleza y finura de los trabajos de múltiples artesanos.


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