miércoles, 18 de febrero de 2015

EIVISSA



 Esta es una entrada llena de cariño ya que tengo en la isla a personas que me son muy queridas y he viajado en diferentes ocasiones. Eivissa es la mayor de las Islas Pitiusas y quisiera romper un poco con los tópicos.

Lejos de la idea de fiesta y desenfreno, esta bella isla posee una gran riqueza tanto cultural como natural.

Quisiera con este post cambiar un poco su imagen y que podamos disfrutarla en su esplendor sin igual.

 De la misma manera, sería maravilloso poner ese granito de arena para comenzar un cambio y que el turismo cultural encaminase sus pasos hacia, ella para conocer esta belleza tanto natural como histórica.




 La historia de Ibiza comienza a partir de principios del segundo milenio aC.

Aunque nunca llegaron a instalarse en Ibiza y Formentera, los griegos ya conocían la belleza de estas islas y fueron ellos precisamente quienes las bautizaron como islas Pitiusas, que significa islas de pinos. 

 A pesar de que el nombre del archipiélago Balear proviene del griego "ballein" (tirar con honda) los griegos no se establecieron en la isla ni en el resto del archipiélago ya que este carecía de oro.


 Los primeros pobladores del archipiélago de Ibiza se cree que procedian de la Península Ibérica. 

 La primera ocupación conocida se cree que tuvo lugar el 2000 aC. Si bien al principio se establecieron cerca de la costa, viviendo en cuevas, poco a poco se fueron expandiendo por toda la isla.

 Primero fue poblada por los Fenicios el año 654 aC., los cuales le pusieron el nombre de Iboshim en honor al Dios Bes.

  Bes era el protector de las mujeres y de sus hijos no nacidos, ayudándoles en el nacimiento, trayendo buena suerte a sus casas.

 También se le asocia con la música y la celebración de la vida en sí misma. 



 Hacia finales del siglo VI  aC., con el inicio de la etapa cartaginesa, la ciudad comenzó a recibir población procedente de Cartago.
 Debido a su excelente situación, ejercería una mayor influencia en las políticas estrategicas y comerciales, convirtiéndola en un importante centro de comercio en el Mediterráneo occidental (Cartago fue la heredera del poder comercial de los fenicios).

El primer asentamiento Fenicio tuvo lugar en Sa Caleta sobre los acantilados del sur de Ibiza, aunque poco después se movieron hasta la ubicación de la actual ciudad de Ibiza, que ha sido siempre la principal ciudad de la isla.

 De esta época data la necrópolis púnica de Es Puig d'es Molins, formada por alrededor de 5000 tumbas. Gracias a ello, se ha demostrado que Ibosim llegó a ser un importante centro urbano durante el Imperio Cartaginés.

 Durante la época Púnica 550-146 aC., Ibiza fue parte fundamental del imperio cartaginés.

 Tanit era la Diosa de Ibiza, según los cartagineses.

  De hecho Ibiza adquirió fama como centro espiritual ya que se adoraba a la diosa del amor, fertilidad y la muerte. 

 Como consecuencia de ello, en Ibiza se asentó el mayor cementerio del Mediterráneo, ya que también se creía que si una persona era enterrada en la isla, accedería más rápido al más allá.
 
  De ella se han encontado tallas que se encuentran en el museo de Eivissa, en Es Puig des Molins.


 El gran yacimiento arqueológico de ES PUIG DES MOLINS es la mayor y mejor conservada necrópolis púnico-fenicia del Mediterráneo occidental.

Puig des Molins es una pequeña colina coronada por varios molinos que en la época púnica fue una inmensa necrópolis, hoy preparada para las visitas. 

Allí se encuentra el Museo Monográfico del Puig des Molins, que ofrece un recorrido por la muerte en la Antigüedad a través de los materiales recuperados en las tumbas fenicias, púnicas y romanas.
 
 Los fenicios fundaron Ibusim en el año 654 a. de C., el motivo principal que les llevó a instalarse en Ibiza fue, ocupar un enclave estratégico en sus rutas navales por el Mediterráneo. 

Pero además contaba con un bien muy preciado en la Antigüedad: la sal, siendo por lo tanto, el lugar ideal para establecer una colonia.




  A mediados del siglo VI aC. nació en el actual enclave de Dalt Vila la primera ciudad del archipiélago balear.

También durante la época púnica la ciudad de Ibosim exhibía un templo dedicado al dios de la Sanación, Eshum, en lo que hoy es el barrio de Dalt de la Vila
 Su emplazamiento elevado permitía una buena defensa ante los ataques y además, disponía de un gran puerto, teniendo un entorno cercano que era propicio para la explotación agrícola.

La agricultura alcanzó su gran esplendor en esta época gracias a olivares, higueras, árboles frutales y campos de trigo.

 Siguiendo su modelo clásico de establecimiento urbano, los cartagineses instalaron su principal base en Puig de Vila, dominando la bahía, a cuyos pies se encontraba el puerto y todo lo que deriva de la actividad comercial (almacenes, atarazanas, mercados, etc.), así como una zona industrial donde estarían instalados, principalmente, los alfareros.

 La necrópolis se creó en otro cerro a sólo 500 metros al oeste, quedando la ciudad de los vivos separada de la de los muertos por un accidente geográfico, en este caso una vaguada natural que hoy corresponde a la calle Joan Xicó.



Después de la segunda Guerra Púnica 218-202 a.C., tras la derrota de Cartago en manos del Imperio Romano, Ibiza pactó con Roma una doble identidad Romano-Cartaginesa y su incorporación a la República. 

 Esta época duró unos 200 años y fue una época próspera.
 


  De ese periodo podremos ver el asentamiento púnico-romano de Ses Païses de Cala d’Hort.

La Ibiza romana tomó el nombre de Ebusus y recibió la categoría de Ciudad Confederada.

 Esta situación de privilegio se mantuvo hasta el año 69 dC., fecha en que Vespasiano concedió el Ius Latii bajándola a la categoría de municipio.

 Tres siglos después, Teodosio unió las islas Pitiusas con las islas Baleares ( hasta ese momento Ibiza y Formentera eran las islas Pitiusas; Mallorca y Menorca las islas Baleares), creando la Balearica como provincia independiente. 


 Después de más de 500 años de dominio Romano del Imperio Romano, el archipiélago balear cayó en manos de pueblos Vándalos.

 Estos nuevos colonizadores habitaron la isla unos 80 años, siendo considerado su dominio, de gran tensión, por las diferencias entre las diferentes religiones que habitaban en la isla.

 Más tarde, durante el imperio Bizantino, empieza a haber incursiones árabes: piratería, exigencia de tributos, etc.
 
  Los árabes se asentaron definitivamente en Ibiza hacia el año 711 dC. y la bautizaron con el nombre de Yebisah. 

Durante esta época dieron un gran impulso a la agricultura. Transformaron la isla, introduciendo técnicas de regadío, cultivos de arroz y azúcar de caña.

Ses Feixes o Es Broll de Buscatell  son buenos ejemplos. Además de dejar una huella imborrable en la arquitectura de las casas de formas cuadradas y blancas, los bailes y una gran cantidad de topónimos que dan fe de su paso.

 Es Broll de Buscastell es una fuente de agua natural que emerge de un manantial subterráneo rodeado de verdes montañas.
  Se encuentra situado en un hermoso valle, de casi 5 kilómetros de longitud, compuesto de fértiles tierras de cultivo separadas por paredes de piedra y con huertos que aún conservan un antiguo sistema de regadío con canales que datan de la época musulmana.
"Aunque aquí no se puede plantar mucho porque en invierno  toca el sol poco rato y el viento que baja desde el torrente es duro y frío".



Los musulmanes idearon las salinas para extraer la sal. Hoy en día forman parte del parque natural de Ses Salines.

 Durante la colonización Árabe, la isla pasó por las manos de diferentes dinastías, siendo su suerte diversa, según el período y dinastía a la que perteneció.

Durante la dominación musulmana, se sucedieron diversas incursiones de piratas en todo el archipiélago balear, lo que provocó la 1ª Cruzada pisano-catalana y finalmente, la conquista catalana. 

La unificación de los reinos de Catalunya y Aragón bajo Jaume I, fue clave para la conquista de Ibiza. 

 A partir de este momento Ibiza y Formentera se incorporan a la corona de Aragón y su historia se verá ligada a la del resto del país hasta la actualidad.

Jaume I introdujo algunas facilidades para reactivar el comercio y aumentar la población de la isla, como la Carta de Població o Carta de Ciudadanía, que auspició el asentamiento de catalanes y por consiguiente, del catalán en la isla.


  En los años siguientes Ibiza se vio asaltada por los árabes y las pestes hicieron mella en la población.

 La peste bubónica, en 1348, diezmó la población de tal modo que llegaron a ser tan solo 500 habitantes a mediados del siglo XIV.

 El problema de la peste junto al de los piratas, impidió que la isla se repoblase hasta el 1687.

 Durante el siglo XV continuaron las incursiones piratas, a causa de las cuales se construyeron las características iglesias rurales, con aspecto de fortaleza.
 
 Cuando la isla dejó de ser el blanco de los ataques de piratas turcos y berberiscos, la acrópolis, conocida como Dalt Vila (la “ciudad de arriba”) quedó en pie para la posteridad como testimonio de aquella época.

   Todavía hoy es posible pasear entre callejones empinados, caserones cerrados, ventanas góticas y jardines ocultos, cuyos rincones esconden una bellísima mezcla de estilos históricos.



  Debido a los ataques de los turcos y piratas, el rey Felipe II en 1554 , ordenó la construcción de unas nuevas murallas, siguiendo el recorrido de las antiguas murallas musulmanas.

 Dicha construcción fue encomendada a Juan Bautista Calvi, que las proyecta con seis bualuartes de defensa de forma pentagonal.

  A su muerte, su sucesor Fratín las ampliará con un baluarte más.


  Para penetrar a intramuros posee cinco entradas, tres primitivas y dos abiertas recientemente.

 La puerta, de carácter monumental, está flanqueada por dos estatuas romanas y sobre el arco de la entrada una gran lápida conmemorativa con las armas de Felipe II, el escudo de la ciudad y una inscripción en la que figura la fecha de 1585.

Fecha que no corresponde con la finalización del recinto ya que durante la última década del siglo XVI continuaron las obras.  




  La construcción de la muralla renacentista de Eivissa se inscribe dentro del plan de modernización de las defensas costeras del Mediterráneo.

 Impulsada su construcción por Carlos I y Felipe II para mantener y defender los territorios de la Corona española en una época de conflictos bélicos con Francia y el imperio otomano. 

  Los baluartes de la fortaleza se han convertido en improvisados miradores sobre la ciudad, desde donde también se puede distinguir la isla de Formentera.

El recinto amurallado renacentista es uno de los mayores tesoros de la isla, que junto al de La Valetta en Malta son únicos en el mundo.

 Actualmente, las murallas están declaradas Patrimonio de la Humanidad.
  



  Poco a poco la ciudad se fue extendiendo fuera de las murallas, creándose los barrios de La Marina y Sa Penya. 

La victoria de los partidarios borbónicos en la Guerra de Sucesión Española 1702-1714, planteó un nuevo escenario en la isla, empezando por el cambio de nombre de Eivissa por el de Ibiza.


Ibiza fue perdiendo poco a poco su importancia, incluso perdiendo sus tradicionales formas de gobierno y su mayor fuente de riqueza. 
  La isla sufrió por haber respaldado a los perdedores de la guerra civil.

 Las Salinas pasaron a ser administradas por el Estado; pasando a ser una remota y olvidada isla de la España centralista y su economía prácticamente se paralizó durante el siglo XIX.
 




En el siglo XX se produce la guerra civil española, siendo Ibiza dividida por los contendientes de uno y otro lado.

 La lengua y cultura, especialmente el eivissenc, lengua propia de la isla, fueron aquí castigadas por más de 40 años, hasta la muerte del dictador Franco y la recuperación de la democracia.
 

 Sin embargo, a partir de la década de 1960  llega el llamado fenómeno hippie además del establecimiento de los los primero beatniks.

El movimiento hippie supuso un cambio radical en Ibiza

 Precios bajos, la belleza de la isla, una población tolerante y el que en Ibiza hubiera una comunidad artística y gente de izquierdas, fueron algunos de los motivos que promovieron el hippismo en la isla.


La Catedral de Santa María de Ibiza es el edificio más emblemático de la ciudad.

Está situada en el mismo lugar donde las anteriores civilizaciones ubicaron sus templos,
siendo consagrada en 1235.

En lo alto de Dalt Vila, frente a la Catedral Santa María de está el Mirador Rei Jaume I. Es sin duda uno de los mejores lugares para apreciar una vista panorámica de la ciudad; el puerto de Ibiza, el barrio de La Marina, Sa Penya y el puerto Marina Botafoch.


Ahora descubramos otras partes de la isla. Nos vamos a Santa Eulalia.
La ciudad de Santa Eulalia del Rio o Santa Eularia des Riu en català, es una de las ciudades más pobladas de la isla. 
Posee numerosos patrimonios históricos que valen la pena visitar para conocer un poco más de la historia de Ibiza.

El municipio está dividido en parroquias y comprende los pueblos de Santa Gertrudis, San Carles de Peralta, Jesús y Puig den Vals.
 





  En lo alto de Santa Eulalia, en Puig de Misa, se encuentra la sede del Museo Etnográfico de Ibiza.
Se trata de una antigua casa pagesa llamada Can Ros, esta nos ofrece una visión histórico-etnográfica de la cultura, la economía tradicional y las costumbres del ámbito rural de la isla.
  Santa Eulalia también posee un bonito mirador justo antes de llegar a la iglesia en Puig de Misa. 

Os recomiendo iniciar el camino andando, también se puede subir en coche pero os perderéis parte del paisaje y las casas tan particulares que hay en el camino.
 A medida que avanzamoss hacia la Iglesia, divisaremos el camino y el campo que rodea el Río de Santa Eulalia, luego podremos disfrutar de ese paseo junto al río.
 Ahora continuaremos nuestra ascensión para encontrar la Iglesia de Santa Eulalia coronando este paseo.
 Esta ciudad puede presumir de poseer el único río no solo de la isla de Ibiza sino también de las islas Baleares. 

El "Rio de Santa Eulalia" (de alli su nombre) de poco caudal y poco más de 10 kms.

El río de Santa Eulalia es la corriente de agua por excelencia de Ibiza.

 Se ha aprovechado históricamente, ya desde época islámica, para regar una gran zona de los alrededores del río y para hacer funcionar molinos harineros (documentados en el siglo XIII aunque se piensa que pueden datar del siglo X).


 En los alrededores del río había varios sistemas hidráulicos, algunos de origen andalusí, que regaban más de veinte hectáreas de terreno.

El río también llevaba agua a los huertos. En el camino que va de Can Planetes hasta el río se ven algunas de las acequias que antiguamente regaban los huertos. Actualmente la mayoría de acequias están inutilizadas y los huertos no son cultivados.

El paseo alrededor del río se ha adaptado para realizarlo a pie, también se puede hacer en bicicleta. Hay una gran zona adaptada a minusvalidos. 

Tiene una longitud de 3 Km. Se tardan aproximadamente de 45 a 60 minutos en recorrerla.

 Si realizamos el paseo llegaremos a un gran parque y al puerto.


Desde la Edad Media, gran parte del pan que se consumía en la villa de Eivissa era de harinas de cereales que se molian en Santa Eulalia.

 El rio representaba un obstáculo en aquel ir y venir de carros y animales, de ahí la necesidad de construir un puente.

Son varias las leyendas que giran en torno a la construcción del puente, se cuenta que en la obra participó el mismisimo diablo.

 Las primeras menciones documentales acerca del puente datan de 1717.

 La Font d'en Lluna consiste en un pequeño canal recortado en roca de donde fluye agua que luego se une al río en una balsa donde la gente del pueblo solía bañarse.
  

 Hay una bonita leyenda referente al río que me gustaría contaros:

 Es la leyenda dels Fameliars, unos pequeños duendecillos del río.

Cuenta la leyenda que para conseguir un fameliar, debemos ir la noche de San Juan, o la noche de Fin de Año, bajo el puente de Santa Eulalia; allí nace una hierbecilla la con la primera luz del día, que así como aparece, desaparece.

El "fameliar" es un ser de la mitología de Ibiza, una especie de duendecillo muy feo y con la boca muy grande, pues le gusta comer mucho, ademas de trabajar, esas son las dos únicas cosas que este personaje sabe hacer.


Si la podemos coger, debemos ponerla enseguida en una botella negra, y taparla. Esta hierbecilla se convertirá pronto en un fameliar.
 Cuando tenemos un fameliar dentro de la botella y lo abrimos, este sale bajo una humareda negra y lo primero que nos dirá será :
 TRABAJO O COMIDA, FEINA o MENJAR.  Le hemos dar una cosa o la otra. 
Normalmente a los fameliars se le asignaban trabajos muy costosos o imposibles de realizar, aquellos que no terminan nunca, como lavar lana negra hasta volverla blanca.



Para poder volver a meter dentro de la botella al fameliar, necesitamos una ramita de olivo bendecida, y con una oracion susurrada a la oreja; el mismo se mete dentro.

Es un ser feo, no es malo ni rebelde, pero sí muy necio y con un poco de mal genio.

 También es muy trabajador. Cuando está fuera de la botella, no para nunca, o trabaja o come; pero nunca estará sin hacer nada. 


En cambio, dentro de la botella suele descansar un poco.
Los fameliars tienen un pequeño problema; si bien son muy trabajadores, también son muy hambrientos.

 Una vez acabado el trabajo devoran la despensa del amo en un abrir y cerrar de ojos, por eso debemos guardarlo rápidamente en la botella una vez acabado el trabajo encomendado. 
 
  La iglesia de Sant Llorenç de Balàfia está en el centro urbano de Sant Llorenç en el municipio de Sant Joan de Labritja.

  Construida por orden del obispo de Ibiza Manuel Abad y Lasierra e inaugurado en 1797, su diseño exterior es vertical y con formas típicas de la arquitectura ibicenca.

   El porche de entrada es de un solo arco.

 En su interior tiene una nave única dividida en cinco tramos bajo una bóveda de cañón, la cúpula sobre el presbiterio, es de tipo gallonado, es decir, se divide en gajos.

 No puedo despedirme de Eivissa sin hablar del Parque Natural de Ses Salines.

 He tomado prestada parte de la información de esta página así que les doy las gracias y aquí dejo su enlace, el del ayuntamiento de Eivissa para poder ampliar la información, me ha parecido muy interesante ya que nos introduce a todos los aspectos de la isla, tanto a nivel cultural como a nivel natural.

http://www.eivissa.es/portal/index.php?option=com_content&view=article&id=293&Itemid=191&lang=es

 La claridad y pureza de las aguas pitiusas son producto de las extensas praderas de posidonia y su buen estado de conservación.

 Estas favorecen la existencia de otras comunidades que conforman un ecosistema submarino de extraordinario valor por su biodiversidad.

  La planta de posidonia es una fanerógama endémica del mediterráneo las praderas de posidonia edifican arrecifes naturales, que en las Pitiusas llegan a alcanzar 3 ó 4 metros de altura, constituyendo auténticos monumentos naturales de edad milenaria, que protegen la costa y facilitan la formación y estabilidad de las playas y sistemas dunares litorales.

   El efecto filtrador de las extensas praderas de posidonias genera aguas de gran valor ambiental, característica que se aprecia a simple vista por su trasparencia y visibilidad hasta 50 m de profundidad.

La pradera forma extensos arrecifes paralelos a la costa que ayudan a mantener el equilibrio sedimentario del litoral, protegiéndolo de la erosión al amortiguar y reducir el oleaje.

  Al mismo tiempo que se depositan las arenas más finas que forman las playas y dunas. 

Estos arrecifes existen en numerosos puntos del litoral pitiuso: costa norte de Formentera, isla de Espalmador y el arrecife barrera de Talamanca, entre otros.

  Estas barreras naturales derivadas de la posidonia, favorecen la existencia de playas firmes, condición básica para el desarrollo de dunas litorales. 

 Forman una barrera más de protección contra el viento salino procedente del mar y permiten el crecimiento sabinar sobre las dunas.

 En consecuencia, el litoral queda perfectamente definido con la sucesión de cuatro comunidades (pradera-playa-dunas-sabinar) unidas formando un conjunto inseparable.


En la Reserva natural viven especies amenazadas de elevado interés científico por su rareza y por no aparecer descritas en otros puntos del mediterráneo, como son las formaciones de claducora caespitosa y los fondos esponjíferos. 

Por otro lado, las praderas de posidonia actuan como reserva de la biodiversidad por las numerosas especies que se hallan y por actuar como "hatchering" (reproducción y guardería de alevines) de muchas de estas especies.

La foca mediterránea (monachus monachus), la tortuga boba (caretta caretta), el delfín mular (tursiops truncatus) son especies protegidas justo con la posidonia.

 Otras especies como el mero, la cigala y el erizo de puas largas constituyen algunos elementos a destacar, presentes en la Reserva Natural de ses Salines.


Si hay un espacio en la bahía de Sant Antoni Portmany que no ha cambiado profundamente con el paso del tiempo este es sin duda Sa Punta des Molí.
 Este lugar, con el inconfundible molino, la noria y las casetas-varaderos,junto a sus jardines, ha sido durante muchos años una parte destacada de la fachada marítima de Sant Antoni.
 El Espacio Cultural de Sa Punta des Molí está situado en la bahia de Sant Antoni de Portmany, se trata de una finca pública de gran valor patrimonial y cultural, con una excepcional situación geográfica.
 El lugar se ha mantenido intacto con el paso del tiempo y es utilizado en la actualidad como espacio cultural en donde se realizan periódicamente exposiciones y actividades al aire libre.
También se realiza alguna boda ya que se trata de un lugar idilico y hermoso.


Una de las zonas con más afluencia de público es la de "Ses Variedades" en Sant Antoni.

Siendo uno de los principales atractivos de la zona oeste de la isla sin lugar a dudas; su puesta de Sol.



 Es un acontecimiento natural tan mágico que son muchas las personas, turistas y residentes que se dirigen expresamente al lugar y esperan pacientemente para deleitarse y relajarse observando como va escondiéndose y fundiéndose con el mar.


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