viernes, 27 de febrero de 2015

GUATEMALA : LAGO ATITLÁN - PANAJACHEL


 Nos dirigimos a visitar Panajachel, un pueblecito a orillas del lago Atitlán.

 Panajachel es un poblado del período precolombino que tiene su emplazamiento en uno de los lados del río del mismo nombre. Hace mucho tiempo fue una pequeña aldea de indios Cakchiquel, ahora es el destino de muchos turistas.

El significado de la palabra Panajachel es entre matasanos, nombre que se debe a la abundancia del árbol de matasanos que hubo en el lugar y cuyo fruto se cree tiene propiedades afrodisíacas.
 

  Previamente, antes de emprender el viaje, habíamos reservado nuestra estancia en el hotel via email.

Existe un sistema de transporte via puerta a puerta específico para turístas, llamados shuttle, que por un precio bastante económico hace las funciones de un micro-autobús taxi.

Las vías de comunicación están en mal estado o son muy deficitarias ya que, pese a los esfuerzos, la climatología, la orografía y la sismología del lugar no ayuda demasiado a su mantenimiento. Además, la selva es implacable.
 
La inmensa mayoría de carreteras son sin asfaltar ya que discurren a través de montañas. Guatemala no es un país excesivamente grande, pero para viajar por él se tarda muchísimo. Panajachel dista a más de 3 horas de la Capital.

 Si optamos por ir en un automóvil de alquiler, aquí dejo las instucciones para llegar, aunque recomiendo mejor utilizar el transporte para turistas, es barato y los conductores tienen mucha experiencia.

Al salir de la ciudad de Guatemala, se toma la Carretera Interamericana. Se alcanza el cruce que lleva a Chichicastenango y desde ese mismo cruce, a la izquierda, hay que tomar la carretera que nos lleva hacia Sololá. 

Un segundo cruce a la izquierda más adelante lleva directamente al centro del departamento de Sololá y desde ahí, seguiremos las señales hasta bajar a Panajachel.


El descenso por la carretera que lleva a Panajachel requiere frenar con motor y no se recomienda hacer este recorrido por la noche bajo la lluvia, si es la primera vez que se llega al lugar. Este camino lleva directamente a Panajachel.

Se puede llegar a San Pedro, Santa Clara la Laguna y el resto de pueblos por tierra, sin embargo, por la cantidad de opciones de hospedaje de Panajachel, suele ser más conveniente llegar ahí y desde el lugar, partir en lancha a los pueblos de alrededor.

El recorrido desde Guatemala hasta el Lago de Atitlán lleva más o menos dos horas con cuarenta minutos.


 Llegamos a nuestro hotel, el Hotel Posada Los Encuentros.
  
 No se trata de un hotel lujoso, es un lugar agradable y familiar en el que nos sentimos como en casa.

Pongo aquí el enlace para ampliar la información
 http://www.losencuentros.com/Espanol.html

Posada Los Encuentros
Callejon Chotzar 0-41
B. Jucanya, Panajachel
Solola, Guatemala, Central America
Tel: (Código de país Guatemala) 7762-1603
Tel: (Código de país Guatemala) 7762-2093
Fax:(Código de país Guatemala) 7762-1309
skype: adventures.in.education





Las estancia en este tranquilo hotel fue muy agradable.

Se trata de un pequeño hotel familiar compuesto por solo siete habitaciones en el que te hacen sentir que formas parte de la familia. 

Guardo hermosos recuerdos de las gentes de Guatemala, son gentes sencillas y muy muy amables, dispuestas a ayudar.

 El agua en Guatemala no es potable, con lo que, en las casas tienen potabilizadoras. Normalmente se llenan bidones para beber.

  Las estancias, edificaciones tipicas, estan constituidas por un cuerpo generalmente en forma cuadrada o rectangular con un patio interior.

 A su vez, estas estancias se distribuyen de forma individual alrededor de dicho patio, teniendo como zona común el jardín y la zona del comedor y cocina.

 Justo al lado de nuestra habitación, podíamos disfrutar de una pequeña piscina de aguas termales, todo un lujo.

 Agua caliente, baños nocturnos en una especie de jacuzzi para nosotros solitos... sencillamente delicioso.



El Lago de Atitlán se encuentra en el departamento de Sololá.

 Es el lago más profundo de Centro América y se ubica en una caldera volcánica llamada “Los Chocoyos”, que hace aproximados 84.000 años fue formada por una tremenda erupción volcánica.

 Se halla situado a 1560 metros por encima del nivel del mar, tiene 18km de largo por 13km de ancho y alcanza una profundidad de 318 metros. En la misma costa es difícil hacer pie.  

El lago se encuentra rodeado por los volcanes Atitlán, Tolimán y San Pedro, tratándose de un lago de una gran belleza.

Estos volcanes pueden ascenderse, aunque no son precisamente para principiantes y desde sus cimas proporcionan una vista tremenda del lago. La temperatura puede ser bastante baja si pernoctamos en las cercanías del cráter.
 

 En las orillas del Lago Atitlán se cultiva un café de gran calidad, formando parte del repertorio de sabores con denominación de Guatemala.

 Alrededor del lago, los indígenas tzutuhiles han desarrollado diversas formas de vida extendiendo hasta nuestros días una infinidad de tradiciones, desde costumbres para ganarse la vida, hasta impresionantes mitos religiosos en torno a "Maximón".

El volcán Atitlán con una altura de 3.557 metros se encuentra situado entre los departamentos de Suchitepéquez y Sololá, en el municipio de Tolimán. 



 En su base se encuentra unido al volcán Tolimán, su volcán gemelo. Dicha unión se conoce como La Horqueta o Chanán y tiene una altura de 2.530 metros. 

El cono del volcán Atitlán es empinado y tiene profundos barrancos por diversos lados.

Este volcán se encuentra ligado al nacimiento del lago de Atitlán que es una caldera volcánica. Ésta estalló hace millones de años, creando una explosión tan grande que según datos obtenidos por geólogos, el material expulsado llegó hasta México.

 Posteriormente, crecieron más focos eruptivos y nacieron los volcanes de San Pedro, Atitlán, Tolimán y el Cerro de Oro, entre otros. 


 Durante las primeras horas de la mañana, aunque haga frío, el agua de las orillas del Lago de Atitlán se muestra cálidamente tibia, por lo que se puede observar a grupos nadando en sus orillas a pesar del supuesto frío.

Sus tranquilas aguas permiten disfrutar del baño en sus orillas, o de los paseos en bote o lancha aunque la tranquilidad tiene un horario, pues durante la tarde, a partir de las 17:00 horas, un fenómeno llamado “Xocomil”, agita las aguas. 

  Xocomil  es un viento fuerte que empieza a partir de las cinco de la tarde y no permite la navegación por las aguas del lago.

  Es muy temido por las grandes olas que levanta y por la rabia con la que sopla, haciendo que los recorridos en lancha que transportan a los turistas entre pueblos, se suspendan por seguridad.


 La etimología de Xocomil, proviene del kaqchikel, un idioma hablado en Guatemala, que significa "Xocom", de jocom (recoger) e "il" (pecados), o sea el viento que recoge los pecados de los habitantes de los pueblos situados a orilla del lago.
 
 No acercaremos al muelle para tomar una de la lanchas grandes que ofrecen realizar el trayecto a Santiago de Atitlán.  

 Desde la embarcación podemos deleitarnos con esta belleza de la naturaleza.

 El paisaje es maravilloso y la embarcación viaja a toda velocidad. Una lástima ya que sería un inmenso placer hacer el recorrido despacio para poder disfrutar del entorno en todo su esplendor.


 Santiago de Atitlán es un pueblecito que se encuentra a orillas del lago y que, a diferencia de Panajachel, mantiene sus costumbres y tradiciones. Es muy curioso ver las vestimentas de sus gentes: cada pueblecito, cada departamento, tienen unos colores y trajes bien diferenciados.

Visitar Santiago Atitlán es tomar un serpenteante y ligeramente empinado camino con un recorrido zigzagueante de pequeñas casas de piedra y caña, donde en lugar de humo de fogón brotan el arte y sensibilidad, poniendo toda nuestra atención y observando para conocer las costumbres de los indígenas tzutuhiles en su mayor expresión.


Las galerías de arte improvisadas en las mismas casas o en la calle, los grupos musicales que cantan en tzutujil y las esculturas en madera, demuestran la enorme habilidad de sus gentes.

El santo de palo es el nombre con el que se conoce a la figura más enigmática y representativa de Santiago Atitlán, Maximón, a quien cientos de devotos ofrecen licor, tabaco y dinero como pago por sus favores. 

Llegar a este colorido lugar y no visitar a Maximón es desperdiciar la oportunidad de conocer la idiosincrasia de un pueblo repleto de tradiciones e historia.

 Pero no solo podremos visitar Santiago Atitlán, también podemos hacerlo a los diferentes pueblos que bordean el lago.
  
En Santa Catarina Palopó, los habitantes de este municipio se diferencian del resto de los sololatecos por la vistosidad del traje color turquesa en las mujeres y los pantalones lujosamente bordados en los hombres.

 Al llegar a este paraje vale la pena visitar su antigua iglesia y el hermoso campanario que data de 1726.
 
Situado en una rampa de lava, al margen del volcán Tolimán, encontramos el pintoresco municipio de San Lucas Tolimán.

Este poblado es de origen prehispánico y fue constituido como tal en 1540, posee uno de los mercados más grandes de la zona.

  
  A San Antonio Palopó se le conoce con el nombre de el lugar de los Amates, palo viene de árbol y po, que es el apócope de poj, la planta de amate.

Nada más descender del muelle encontramos un camino empinado que nos conduce hasta su iglesia colonial la cual está llena de imágenes primitivas labradas en madera, los vistosos colores de los vestidos de sus habitantes son el rojo y azul. 

En este lugar se encuentran vestigios de centros ceremoniales construidos por la población prehispánica como Panimaquim, donde se conservan algunos montículos y restos de una pequeña plaza.


La Laguna, es un paradisíaco rincón de Atitlán que estuvo habitado desde la época prehispánica por el pueblo tzutujil, hasta que fueron conquistados por los españoles en el siglo XVI.
 
Las telas, Huipiles y prendas tejidas, como podemos comprobar, son de gran colorido y belleza.

Dichas telas son tejidas a mano en unos telares artesanos llamados de cintura.
 Aquí podemos ver el traje típico del departamento de Sololá, aunque como apreciarmos hay muchas diferencias entre los trajes de los diferentes departamentos. 

El colorido del Huipil, la manera de anudar el cinturón, el sombrero... hoy en día los indígenas Mayas mantienen todavía orgullosos sus tradiciones y costumbres.


El tocoyal es el sombrero típico que usan las mujeres en Santiago de Atitlán. 
Se trata se una enorme cinta que se enrolla de manera uniforme y que forma ente bonito sombrero.

 En otros pueblos o departamentos, las mujeres llevan una cinta que envuelve sus cabellos y que luego recogen alrededor de la cabeza.
 
En Santiago Atitlán también podremos disfrutar de la belleza, riqueza y vistosidad de la gran variedad de los pueblos limítrofes al lago, siempre con gran respeto hacia ellos.






El pueblo Maya posee una gran riqueza en lo que a leyendas se refiere.

 Ahora voy a contaros una de las muchas leyendas que envuelven a la formación del lago Atitlán.

 Cuenta la leyenda que antes de la formación del lago habían tres ríos que se juntaban en el centro de los tres volcanes. 

 Cada mañana iba una doncella a bañarse a los ríos. La doncella era delgada, de piel suave y fina, de cabellera larga y negra; de una belleza incomparable. 

 Era la hija del cacique de la región y su nombre era Citlatzin que significa “estrellita”.  

 Cantaba con una dulzura excepcional, las aguas de los ríos se enamoraron de ella y cada día esperaban el baño de Citlatzin con ansias. 

 Los ríos se creían los amantes de Citlatzin aunque sabían que ella era la prometida del hijo del cacique del norte.
 
Una mañana de tantas, después de su baño diario, Citlatzin decidió dar un paseo para recoger algunas flores para su madre. 
 
 En el camino se topó con Tzilmiztli. Tzilmiztli era hijo del carpintero de la región, por lo tanto un plebeyo. Su nombre significa “Puma Negro”. 
 

  No estaba permitido que la nobleza se mezclara con los plebeyos, pero el encuentro casual de Citlatzin y Tzilmiztli les impactó a los dos. 

Al cruzarse sus miradas, sintieron cómo la electricidad les recorrío el cuerpo y no quisieron separarse jamás. 
 
 Hablaron de todo un poco y acordaron volverse a ver a la mañana siguiente en el mismo lugar.
 
  Desde ese día, Citlatzin y Tzilmiztli se encontraban a escondidas y compartían momentos inolvidables.


  Una mañana sin pensarlo Tzilmiztli le rozó la mejilla y la besó apasionadamente.
 
  Del beso pasaron a más y así empezaron a tener una apasionada aventura amorosa que hizo encaminar sus almas hacía un destino incierto, sin futuro. 
 
 Mientras tanto los ríos veían un cambio en Citlatzin que no sabían como interpretar. 
 
 Ya no jugaba con sus aguas cristalinas como antes sino que se apresuraba a bañarse y hasta dejó de cantar para ellos.  




 Ellos sabían que algo la distraía pero no comprendían que era.  Después de algunos meses se empezaron a ver cambios en el cuerpo de Citlatzin. 

 Los ríos que conocían todos sus rincones sabían que estaba diferente. Sus formas de niña se había transformado en formas de mujer. 

 Sospechaban que Citlatzin se había enamorado pero no podían estar seguros. 
Sabían que faltaba bastante tiempo para que ella se casara asi que no comprendían quien podía estarla distrayendo.
  Se morían de la curiosidad así que decidieron preguntarle al viento si podía contarles que sucedía. 
 





  El viento les contó sobre los encuentros de Citlatzin con Tzilmiztli. 

 Los ríos se cegaron de celos y decidieron hacer algo para separarlos.  Le pidieron al viento que les ayudara a atraer a Tzilmiztli y Citlatzin hacia ellos.

  Querían castigar a Tzilmiztli delante de Citlatzin para que ella supiera que, con ellos no se jugaba.
El viento empujó a Tzilmiztli y a Citlatzin hacia los ríos y cuando llegaron a la orilla empujó con más fuerza a Tzilmiztli para que entrara en las aguas. 
 
 Tzilmiztli se enredó con las aguas enfurecidas mezcladas con el viento que lo envolvían para hundirlo en ellas.


Cuando Citlatzin vió lo que estaba sucediendo decidió que no podía vivir sin Tzilmiztli y voluntariamente entró en las aguas. En medio de la furia tomó la mano de Tzilmiztli para luego hundirse con él hasta las profundidades.

Los ríos al ver que Citlatzin había decidido acabar con su vida junto a Tzilmiztli se enfurecieron aún más hasta formar un choque de corrientes que cubrió casi toda la región.

Así fue como se formó el Lago de Atitlán.  Las aguas nunca olvidaron la traición de su amada y junto con el viento todavía protestan su pecado.


 Pero regresemos a la actualidad. Después de nuestra excursión y de viajar por el país de las leyendas, a quien no le apetece disfrutar de un helado o recorrer las tiendecitas y puestos de artesanía.

En Panajachel, encontramos la mayor parte de la actividad turística del lago, contando con una gran cantidad de hoteles de distintos tipos y para todos los presupuestos.

Aquí, en la famosa calle Santander, podremos encontrar todo tipo de artesanía tal como tejidos, vasijas, cadenas, pulseras, tambores y hamacas, mientras disfrutamos de la música de grupos que interpretan en plena calle, tomamos un refresco o degustamos una buena comida en alguno de sus restaurantes.



Y ahora vamos de excursión a Chichicastenango,  para ello tomaremos un shuttle que podremos contratar entre las múltiples ofertas que se nos ofreceran recorriendo las calles de Panajachel.

Salen normalmente de un punto concreto de la calle Santander, en el momento de la contratación se nos informará de los horarios tanto de salida como de regreso.

 Una vez llegados a destino, nos dirán la hora en la que deberemos estar en ese mismo lugar para regresar a Panajachel, la excursión es de un día.

Pero Chichicastenango bien merece otra entrada.


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