viernes, 20 de febrero de 2015

CASTILLOS DEL LOIRA: VILLANDRY





Nos encontramos a orillas del río Cher para visitar el castillo de Villandry y sobre todo sus jardines.

El jardín neorrenacentista de Villandry es el más visitado de Francia.

 En él se celebran diferentes actos, incluso bodas multitudinarias de parejas llegadas especialmente para la ocasión de diferentes partes del mundo.

Pero de los jardines hablaremos más adelante, ahora conozcamos un poco de sus orígenes y su historia.
 

 INFORMACIÓN PRÁCTICA:

 Las entradas para visitar el castillo de Villandry y sus jardines tienen varias modalidades.

 Una cosa a tener en cuenta en el caso de visitarlo con personas discapacitadas es la adaptación específica para cualquier tipo de discapacidad. Ofrecen una reducción en el precio de la entrada y el acompañante no tiene descuento, por lo que recomiendo visitar la página para ampliar la información y ver los horarios.

  Aquí os dejo el enlace.

http://www.chateauvillandry.fr/

  Llegamos a Villandry. Antes de entrar, desde fuera, nada hace imaginar la belleza de los jardines que se mostraran ante nosotros al cruzar la puerta.

 Este castillo es el último de los grandes castillos que fueron construidos en el valle del Loira.

 Dicho castillo se sitúa a orillas del río Cher, afluente del Loira. Su historia comienza en 1536 cuando Jean le Breton, ministro de finanzas de Francisco I,  edificó el palacio castillo sobre una antigua torre fortaleza del siglo XII.

Jean le Breton había vivido un tiempo en Italia donde se interesó por el arte de la jardinería y en su posesión de Villandry se decidió a poner en práctica lo aprendido.

   En 1754 pasó a propiedad del marqués de Castellane que hizo las reformas necesarias para adecuarlo a las comodidades del siglo XVIII.

 Éste hizo edificar las grandes dependencias para el servicio, de estilo clásico, simétricas, de cada lado del antepatio y reordenar el interior del castillo, adaptándolo a las normas de confort de entonces.

Tras pasar el palacio por varias manos, incluidas las napoleónicas, en el siglo XIX se destruyó el jardín original renacentista para sustituirlo por un jardín inglés, menos costoso de mantener.




 Pero la historia del castillo cambió para siempre de la mano de un extremeño visionario y heredero de aquellos que se lanzaron a conquistar el nuevo mundo llamado Joaquín Carvallo quien lo compró con la fortuna de su esposa.

Carvallo nació en 1869. La desafortunada muerte temprana de su madre y la desaparición posterior de su padre, tras un segundo matrimonio, dejó a los ocho hermanos Carvallo en una difícil situación.


 Pero Joaquín, tras estudiar brillantemente la carrera de medicina en Madrid, viajó a París a trabajar con el doctor Charles Richet, que en 1913 ganaría el Nobel por sus investigaciones en Fisiología.

Allí conoció a la que sería posteriormente su esposa al coincidir en el laboratorio de Richet con una joven becaria, Ann Coleman, originaria de Lebanon, Pensilvania.

Esta joven era la heredera de un importante negocio siderúrgico. Se enamoró de ella mientras discutían acaloradamente sobre la guerra que por aquel entonces, corría el año1898, enfrentaba a sus países en la Guerra de Cuba.




Con la fortuna de los Coleman, la pareja Carvallo huyeron de París y buscaron una casa en la que vivir plácidamente con sus tres hijos.

En ese período de tiempo habían ido acumulando una colección de arte español del S.XVII y que hoy, 100 años después, muestra su bisnieto Henri a los visitantes: Zurbarán, Alonso Cano, Juan de Arellano, Berruguete...




Embriagado de una gran religiosidad, Carvallo compró un "caserón" semiderruido por el que pagó 120.000 francos a un anciano farmacéutico local.

 Abandonó la medicina, sus investigaciones de fisiología y se dedicó en cuerpo y alma a devolver su antiguo esplendor a Villandry.

Joaquín Carvallo era un gran amante del arte, sobre todo religioso. Parte de su colección se conserva en las estancias del castillo.


 Su misticismo derivado de Santa Teresa, San Juan de la Cruz y San Ignacio de Loyola, le hacía ver la naturaleza como el medio para que el espíritu humano llegara a la esencia de las cosas.

 De ahí su plena dedicación a restaurar el castillo y  devolver el esplendor a los jardines. Con la ayuda de dos paisajistas andaluces consiguió lo que se había propuesto.


"El arte -decía Carvallo- nace de una larga contemplación de la naturaleza mediante la cual el espíritu humano penetra en la esencia íntima de las cosas ... y se eleva hasta Dios en un esfuerzo supremo".

Para recuperar el jardín renacentista, recurrió a fuentes documentales, como el tratado de Androuet de Cerceau sobre los palacios del S.XVI o el 'Monasticum gallicanum', un conjunto de grabados sobre los jardines de las abadías benedictinas.



Pero la clave del éxito de Villandry fue la contratación de los paisajistas andaluces, Antonio Lozano y Javier de Winthuysen, que imprimirían a los jardines ese aire morisco y español que no deja indiferente al visitante y que les ha merecido su renombre.

El importante trabajo desarrollado por Winthuysen, fue el primero de una carrera paisajística que le llevaría a ser considerado el jardinero de la generación del 27 y la petición de recuperar los jardines del Palacio de la Moncloa.
 Los jardines de Villandry están hoy divididos en cuatro áreas temáticas:

 El jardín ornamental, dividido en cuatro zonas dedicadas al amor tierno, el amor apasionado, el amor infiel y el amor trágico, plantado con altos bojes.

 El jardín del agua, de tipo clásico.

 El jardín de las hierbas aromáticas y medicinales. 

El huerto decorativo que se extiende en una hectárea .
 
 Este último, que fue inspirado en los huertos monacales y juega con los vivos colores de los puerros, las lombardas, las remolachas o las calabazas, nació en la Primera Guerra Mundial, cuando Carvallo descolgó la bata blanca de médico que había guardado, para atender a los soldados heridos, cobijados en el palacio y tuvo que darles de comer.

 Las largas alamedas de tilos estructuran los cuatro niveles del jardín.

El jardín de los simples, incluye plantas aromáticas y medicinales, tradicional en la Edad Media


El jardín ornamental o jardines del amor , que se halla situado por encima del excepcional huerto, prolonga los salones del castillo.

 El jardín del amor nos ofrece su mejor vista desde la torre del castillo.

 Los jardines del castillo son la reconstitución, a partir de textos antiguos de un jardín a la francesa del siglo XIV.


Estos jardines se dividen en cuatro terrazas: una terraza superior que incluye el jardín del sol (creado en 2008).

 En esta terraza pudimos presenciar algo que nos sorprendió, una curiosa celebración, una boda múltiples de parejas venidas exprofeso de Japón, siete bodas en una.

 Subir hasta el mirador permite tener unas magníficas vistas del conjunto de los jardines de amor.

 Estos se encuentran divididos en cuatro conjuntos: el amor tierno, el amor apasionado, el amor infiel y el amor trágico.


Todas las formas están hechas con macizos de boj, que se podan cada año en Septiembre y Octubre, además de flores de color, blanco de la inocencia y la ternura, rosa del amor y rojo de la traición y la sangre. 

 Después una terraza con el jardín acuático rodeado por un cerco de tilos.

 Luego una terraza para el jardín ornamental o jardín de bordados de bojes tallados y de tejos en topiaria


 Finalmente una terraza inferior con el huerto decorativo, éste también formando un dibujo de bordado.

El castillo de Villandry despliega ante nosotros y nuestros sentidos sus sorprendentes jardines, olores y colores creando un entorno fantástico, casi místico.

 El jardín de las cruces, representa en sus parterres tres cruces: la de Malta, la del Languedoc y la de Vasconia.

 Delicadas siluetas de tejos en topiaria, verduras y flores, esencias y sabores nos evocan calma y dinamismo, quietud y bullicio... dependiendo del lugar donde nos hallemos.

 Todo lo que nos rodea parece sacado de otros tiempos, desde los antiguos muros del castillo hasta los inmensos y delicadamente diseñados jardines, pasando por los puentes, senderos matemáticamente construidos para recorrerlos.


 El jardín de la Música. Este tercer espacio de boj evoca de forma simbólica la música.

 Los grandes triángulos representan liras, arpas, candelabros…

 Entre el boj crecen en primavera plantas de lavanda que dan a este parterre un aspecto espectacular.

Subir y bajar los senderos, observar desde las diversas terrazas, jugar al escondite en el laberinto, detenerse para escuchar el murmullo del agua, observar el suave deslizar de los cisnes en el estanque...

 Zambullirnos en sus fragancias y descansar en las alfombras de verde césped...

Todo esto y más podremos sentir al recorrer los jardines de Villandry.


El jardín del agua se centra alrededor de un gran estanque que busca su función reflejante como un espejo, que a su vez aparece rodeado de praderas, plantas y árboles verdes, tilos recortados.

En el estanque del jardín acuático nadan hermosos cisnes que aportan alegría y vida al conjunto paisajístico, proporcionando una gran sensación de paz y sosiego.

 El jardín acuático, situado en la extremidad sur del conjunto es de creación clásica, alrededor de un amplio estanque que representa un espejo Luís XV, rodeado por un cerco vegetal de fragantes tilos.

 El laberinto, plantado de charmillas, cuyo objeto es de elevar espiritualmente hasta la plataforma central.


En la terraza mas baja, entre el castillo y el pueblo de Villandry, se encuentra el jardín de los vegetales, quizá la parte mas famosa de los jardines de Villandry. Diseñado al modo renacentista.

Consta de 9 cuadros de igual tamaño pero con diferentes patrones geométricos. Están plantados con hortalizas de colores contrastados, buscando dar una impresión de variedad.: el azul del puerro, el blanco del repollo, el morado de las lombardas y la remolacha, el verde de la lechuga y las matas de zanahorias…

 El origen del diseño del Jardín del Huerto hay que buscarlo en la Edad Media, en los huertos monacales.

 A los monjes de las abadías benedictinas les gustaba disponer sus hortalizas en formas geométricas, de hecho muchos de los diseños son cruces.

 La segunda influencia procede de los jardines italianos del renacimiento que aportaron las fuentes, la alegría de los rosales y los cuadrados de flores decorativas.

  Aquí vemos el huerto del Renacimiento, lleno de verduras armoniosamente plantadas y diferentes árboles frutales, que parecen llamarnos a la mesa para degustarlos.

Cada año se efectúan dos plantaciones, una en primavera, que dura de Marzo a Junio, y otra en verano, de Junio a Noviembre.

Cada año se utilizan 40 especies de hortalizas. El riego es automático y subterráneo.


 De este huerto destacaremos su pulcritud en las formas, el cuidadoso trabajo para harmonizar las diferentes variedades hortícolas que lo forman, sus frutales repletos de frutos dependiendo la época en que lo visitemos...

  Está formado por nueve parcelas del mismo tamaño, pero en las que los motivos geométricos son todos distintos.

 Tras destacar en la década de los años veinte como un mecenas del arte español en Francia, Carvallo fundó la 'Demeure Historique'.

Esta entidad permitió la recuperación y apertura al público de propiedades históricas en manos privadas.

'Joachim' Carvallo -como le llaman en Francia- murió en 1936.

 Fue enterrado en la iglesia local y no en el cementerio porque, según recuerda su aristocrática familia, "no quería que la resurrección le sorprendiera al lado de un socialista".


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