jueves, 15 de octubre de 2015

EL LOIRA : LE MANS


 Seguimos en la ruta de los castillos del Loira.

 Sin duda la gran desconocida y a su vez olvidada. A sólo dos horas del Mont Saint-Michel, a una de Tours y a 200 kilómetros de París, nos encontramos la hermosa ciudad de Le Mans.





Conocida por su circuito automovilístico, esta bella ciudad francesa de la región del Loira, encierra grandes tesoros que vale la pena descubrir.

Para ello, sepamos que en verano la temperatura media es de 25º.
Durante el otoño y la primavera el clima también es agradable, aunque más húmedo.

 Pasear por sus callejuelas constituye toda una emoción.

 Bette Davis y Alec Guiness pasearon por la ciudad Plantagenêt en 1958 a las órdenes de Robert Hamer.

 En 1989, en la Plaza del Cardenal Grente se rodó una de las secuencias de la película Cyrano con Gérard Depardieu en el papel del atormentado Cyrano en la más famosa de las grandes películas rodadas en la ciudad.

 Este mismo gran actor francés rodó aquí, junto a Jeremy Irons y Leonardo di Caprio, La Máscara de Hierro.


Un buen punto de partida para recorrer los escenarios donde se han grabado escenas de Cyrano de Bergerac puede ser el Liceo Montesquieu, en las inmediaciones del casco antiguo, para contemplar la escalera del siglo XVII

 Entre las mansiones que es obligado contemplar, se encuentran la casa de la reina Berenguela, la casa de los Dos Amigos y la casa de Adán y Eva, todas ellas adornadas con múltiples detalles.

 Otro atractivo permanente de la ciudad es el mercado de los jacobinos, al pie de la catedral.

 A primeras horas de la mañana convoca a cientos de vendedores con sus productos hortícolas.

  Le Mans posee un rico patrimonio histórico agrupado en el interior de sus murallas romanas.

 La ciudad histórico-artística cuna de la dinastía Plantagenêt y antigua capital de Maine, conserva de su rico pasado un espléndido patrimonio arquitectónico.





 Así se puede apreciar en su barrio histórico, la ciudad Plantagenêt: un armonioso conjunto de nueve hectáreas, declarada zona protegida, rodeado por una imponente muralla romana de finales del siglo III.


 La existencia como núcleo poblado de Le Mans es muy remota, en base a los restos arqueológicos     encontrados. 
 Fue poblada por tribus galas, que por aquel entonces la denominaban Vindunum, siendo uno de los grandes centros del Imperio Romano en Francia.

La Cité Plantagenêt (Le Mans) debe su nombre a la poderosa familia que reinó en Inglaterra durante la Edad Media.


 Distintos edificios testifican este pasado romano, como las termas que se pueden visitar pidiendo cita en la Oficina de Turismo, o el trazado del cardo. 

Sin embargo, el elemento más destacado de su pasado romano es la muralla, uno de los recintos amurallados de época romana mejor conservados de toda Europa y que se construyó en el 280 con una finalidad defensiva.
 Su originalidad reside en su casi kilómetro y medio de muros y torres que se encuentran decorados con frisos geométricos y se mantienen muy bien conservados.


   Tras someter a poblaciones preexistentes, el emperador Augusto fundó Vindinum, actual Le Mans, en el año 20 ac. 
Dicha ciudad vivió más de tres siglos de gran esplendor, hasta la llegada de una crisis muy fuerte que la llevó al borde de la desaparición.
 Posteriormente en el siglo III la ciudad fue invadida por los bárbaros. Durante los siglos posteriores la región no conoció la paz, pues fue dominada por varios pueblos y disputada por varias casas nobles vecinas. También fue ocupada por los ingleses.


 En 1063 la ciudad fue conquistada por los normandos. Después de la muerte de Guillermo II, la ciudad pasó a las manos de los Plantagênet.

  Desde este momento la historia de Le Mans está estrechamente ligada con la historia de la dinastía inglesa, que reinó en el país hasta 1399.

 En el año 1559 sufrió las guerras religiosas entre calvinistas y católicos, que duraron aproximadamente 30 años.
 Aquí nació el rey de Francia Juan II el Bueno.
 Ya en los siglos XVII y XVIII la ciudad consiguió su prosperidad económica y desarrollo gracias a la industria textil y de artesanía.
 En la Cité Plantegênet, el Casco Antiguo, conserva un precioso y cuidado aspecto medieval. Por él discurren estrechas callejuelas, la mayoría peatonales y empedradas.

Caminando por la Grande Rue, la vía principal, podremos disfrutar de la belleza de estas pequeñas y viejas casas de paneles de madera de los siglos XIV y XV.

 Desde hace algunos años, las fachadas han ido recuperando sus vivos colores medievales -azules, verdes o rojos- que le aportan un carácter muy animado.


Estas construcciones se van alternando con palacetes y mansiones de estilo renacentista, de gran belleza y algo más ornamentadas y voluminosas.

 Calles y callejones repletos de hoteles renacentistas y casas con entramados de madera pintados de colores vivos se amontonan hasta llegar a la catedral de Saint Julien.

 Se trata de un lugar al margen del tiempo, ideal para pasear.
 Es el encanto de la antigua Le Mans, donde además, la cultura invade cada uno de sus rincones.


Llegando a la plaza Saint-Michel nos encontraremos ante la espectacular catedral de Saint-Julien, que fue edificada entre los siglos XI y XV. Estos cuatro siglos son los que le dieron una variedad de estilos que la hacen muy singular.





 La nave es románica, mientras que el prebisterio y los arbotantes son góticos.

 Con sus 134 metros de longitud y 5000 m² de superficie, es una de las catedrales más grandes de Francia.


  Una curiosidad: en uno de los lados es obligado tocar, si lo que se va buscando es fertilidad, el menhir que desde hace 4.000 años se encuentra adosado a sus muros.


 La excepcional cabecera gótica, el portal sur del siglo XII, la impresionante nave románica y el coro gótico del siglo XIII la convierten en un espléndido testimonio de la arquitectura religiosa medieval.


 La catedral conserva numerosos tesoros.  Junto con la de Chartres, posee la más excepcional colección de vitrales medievales, entre los que destaca el famoso vitral de la Ascensión, de principios del siglo XII.

 
Llama la atención su fachada sur y una capilla que muestra el extraordinario fresco del concierto celestial de 47 ángeles tocando distintos instrumentos musicales, de finales del siglo XIV, pintado en las bóvedas de la Virgen.


 Vamos ahora con un poco de historia sobre su construcción:

Cuando el obispo Vulgrin en el año 1056 eligió los terrenos para edificar la nueva catedral (románica) dedicada a la advocación del que fuera primer obispo de Le Mans, no sabía los problemas que iba a tener posteriormente para su conclusión.







La primera desgracia ocurrió cuando diez años más tarde el edificio se derrumbó.

La obra la retomó el obispo Arnaut y después Hoël que construyeron el coro, transepto, laterales y torres así como la cripta.


Con motivo de las obras, los peregrinos que llegaban a la ciudad para visitar las reliquias de Saint-Julien no podían hacerlo, por lo que los ingresos se redujeron hasta tal punto que tuvieron que paralizarse las obras.





 Los habitantes de la ciudad obligaron al arquitecto a abrirla, cosa que ocurrió el 17 de octubre 1093.

Después de tres años de inactividad las obras se reanudaron siendo obispo Hildebert de Lavardin y encargándose del proyecto un monje llamado Jeans, dando por finalizadas las obras en el año 1120.


En año 1134 dos grandes incendios afectaron a la colina Plantagênet donde está situada la catedral, quedando muy afectada.

 Se reconstruyeron de nuevo la nave central y la torre sur y el 18 de abril de 1158 Guillaume de Passavant, nuevo obispo de Le Mans, inauguró y consagro la nueva catedral.


Con tantas restauraciones el coro se quedó pequeño por lo que rápidamente se empezó a construir uno nuevo, más amplio y alto, pero esta vez en estilo gótico, las obras duraron hasta 1225. 

En este momento la catedral de Le Mans presentaba dos estilos importantes en un solo edificio:
el románico de la nave y el gótico del coro.

 
 Este último era diez metros más alto que la nave y el transepto lo que hacía que el conjunto no fuese armonioso, había que hacer más alta la nave.

 Las obras comienzan en el año 1392 bajo el reinado de Carlos VI.

 De nuevo la catedral pasa por otro mal momento: el comienzo de la guerra de los Cien Años y nuevos derrumbes. Por fin, en 1430 las obras quedaron casi terminadas quedando la catedral tal y como puede verse en la actualidad.

 
Durante los siguientes siglos hasta la actualidad a seguido reformándose sin cesar. Hoy es considerada una rara y curiosa obra del gótico. ¿O tal vez del románico?.

En esta catedral se casó en 1128 el Conde Godofredo de Anjou, fundador de la dinastía Plantagênet con Matilde, la única hija y heredera de Enrique I de Inglaterra.


 Su hijo Enrique II terminaría siendo uno de los hombres más poderosos de su época al terminar dominando, no sólo los territorios heredados de sus padres, también gran parte de Francia, gracias a su matrimonio con Leonor de Aquitania.





Un poderío que quedaría reflejado en su ciudad natal que, durante los siguientes siglos a pesar de guerras y desastres, se llenaría de palacios y edificios importantes.

En la Catedral están enterrados los restos mortales del conde de Anjou, Godofredo V El Hermoso, padre del rey de Inglaterra Enrique II Plantagênet y de la reina Berenguela de Navarra, esposa del rey Ricardo Corazón de León.


No lejos de la catedral, el museo de la Reina Berenguela, instalado en tres bellas casas antiguas, alberga unas colecciones dedicadas al arte regional, la etnografía y la historia local.

También merece la pena ver el museo de Tessé, en el antiguo obispado del siglo XIX.


 La obra maestra de este museo es el esmalte Plantagenêt, una placa de cobre esmaltada del siglo XII. También posee antigüedades egipcias y colecciones de pintura francesa, italiana, flamenca y holandesa de entre los siglos XV al XX.

Espero que haberos descubierto esta ciudad, la gran olvidada cuando hablamos del Loira y la cual creo vale la pena conocer.


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