domingo, 13 de septiembre de 2015

LA SAGRADA FAMILIA DE BARCELONA

Hace mucho que no escribo, así que hoy nos quedaremos cerca, en Barcelona.

Vamos a realizar una breve visita a uno de los lugares emblemáticos de la ciudad:

                                               LA SAGRADA FAMILIA.



Más de un siglo después de que el arquitecto catalán Antoni Gaudí concibiera la catedral de la Sagrada Familia, sus formas imposibles, siguen siendo un reto incluso para las más avanzadas tecnologías.

Aquí tenéis un poco de información de interés general.

Los precios para la visita :

La Sagrada Familia : 15€
Estudiantes y jubilados. 13€

El Templo con guía y visita a la casa museo Gaudí  que se encuentra situado en el Parc Güell : 23 €



Sagrada Familia con audioguía y visita a las torres : 24€

Con audioguía : el mismo precio.
Estudiantes y jubilados: 21€


No ofrece ningún otro tipo de descuento, ni para discapacitados ni familias numerosas, la cual cosa fue muy decepcionante por tratarse de un lugar religioso y de culto.



Los horarios de visita son :







Por motivos de seguridad, cuando las condiciones meteorológicas sean adversas por fuerte viento y/o lluvia, los ascensores que suben a las torres pueden permanecer cerrados.
El precio para acceder a ellas es de 4.50 €

Por razones de seguridad los niños menores de 6 años no podrán subir a las torres y hasta los 16 años tendrán que ir acompañados por un adulto. Tampoco podrán subir las personas con movilidad reducida o en silla de ruedas.


 Existe una normativa estricta referente a los accesos y posterior visita que recomiendo leer, aquí dejo el enlace para más información.




Vayamos ahora a conocer un poco de la biografía de este genial arquitecto:

Antoni Gaudí i Cornet, nació en Reus o Riudoms, provincia de Tarragona, el 25 de Junio de 1852.

 Se ganaría el pase a la historia como el máximo representante del movimiento arquitectónico modernista catalán con obras como La Basílica o Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, una obra compleja dentro de la misma plástica de Gaudí.

 Encierra todo un proceso evolutivo del modernismo gaudiano, desde que en 1884 se hizo cargo de las obras, ya planteadas en estilo neogótico por el arquitecto Francisco de Paula del Villar.
  

 Tras obtener el título de arquitecto, Gaudí recibió encargos para edificar construcciones privadas que iban desde casas hasta edificios religiosos.

Para sus construcciones encontraba inspiración en elementos de la naturaleza por eso, debido a la fuerte creencia en sus leyes, desconfiaba de cualquier tipo de razonamiento matemático, lo que hizo que se dedicara a calcular, de manera improvisada, las cargas de una estructura o la forma final de un ornamento.

Para Gaudí, la construcción no estaba terminada hasta que la forma y el decorado se completaban.

 Cerámica, madera, hierro, vidrio y yeso fueron los materiales predilectos para decorar sus construcciones.


 Sin embargo, fue la cerámica el material con el que inventó una nueva técnica conocida como trencadís; la que consiste en utilizar pequeños fragmentos de azulejos unidos con argamasa
 una mezcla de cal, arena y agua, para revestir superficies.

Además de convertirse en su sello personal, esta técnica otorgó movimiento y luminosidad incomparables  a sus construcciones, además de una resistente coraza para resistir la intemperie.


 Las casas Batlló y Milá, el Parque y la colonia Güell, entre muchas otras son muestras de su ingenio y maestría inigualables.

  Una de sus obras cumbres es el parque Güell, nombrado así por ser el encargo de uno de sus mecenas: Eusebi Güell.


Allí plasmó toda su visión del mundo: “Mi ley es la armonía de la naturaleza” dice.

Tras asumir el proyecto en 1883, Gaudí construye la cripta, que termina en 1889.

 Mientras inicia las obras del ábside y del claustro, los trabajos siguen a buen ritmo gracias a los donativos recibidos.




 Cuando se recibe un importante donativo anónimo, Gaudí se plantea hacer una obra distinta y mayor: desestima el antiguo proyecto neogótico y propone otro nuevo, más monumental e innovador, tanto en lo que se refiere a las formas y las estructuras como a la construcción.

El nuevo proyecto de Gaudì consiste en una iglesia de grandes dimensiones, con planta de cruz latina y torres de gran altura.

 Dicha construcciòn concentra una importante carga simbólica, tanto en forma arquitectónica como escultórica, con el objetivo final de ser una explicación catequística de las enseñanzas de los Evangelios y de la Iglesia.


  Sobre la base estructural de las cuatro torres, culminadas por las cruces orientadas a los cuatro puntos cardinales, como solía hacer Gaudí, se articula un complicado programa donde la palabra se une a la escultura y al color para lograr la unión orgánica, natural y por tanto viva, de naturaleza y artificio, con el único fin de alabar a Dios hecho Hombre.

Se trata de una estructura, diseñada con el objetivo de ser una “biblia esculpida en piedra”, donde cada parte tiene un sentido y un simbolismo en su conjunto.



Así en 1892 comienzan los cimientos para la fachada del Nacimiento.

La primera piedra del templo se puso el día de San José de 1882, surgiendo la idea de su construcción en el seno del enfervorizado clima ultracatólico que se vivía en la Catalunya de la época.

 En un primer momento, la construcción fue promovida por la Asociación Espiritual de Devotos de San José, pretendiendo reproducir la basílica de Loreto, proyecto que fue sustituido por el primer arquitecto Villar y que continuó Gaudí en 1883.


  En 1894 queda terminada la fachada del ábside y en 1899 el portal del Rosario, uno de los accesos al claustro del Nacimiento.

Considerado uno de los proyectos arquitectónicos más largos del mundo tras 130 años en construcción, uno de los principales obstáculos para terminar la catedral es la complejidad de los diseños de Gaudí.

La historia narra que cuando en el año 1936 los anarquistas incendiaron su estudio, hicieron añicos sus maquetas y moldes de yeso, se trató de preservar los restos de la destrucción emparedando las piezas, y así fue como sobrevivieron al conflicto, ocultas entre dos paredes


Tres generaciones de arquitectos se dieron a la tarea de recomponer los más de 1.000 trozos de maqueta dispersados y hoy clasificados al detalle, en lo que podría considerase el ADN de la Sagrada Familia.

 Por suerte para los arquitectos que hoy continúan la obra de Gaudí, la guerra civil no borró por completo el legado de su proyecto.

Para la reconstrucción de estos modelos confeccionados a finales del siglo XIX los arquitectos ahora necesitan usar de forma combinada diversas tecnologías del siglo XXI.


 Desde el inicio del proyecto Gaudí rechazó cualquier otro trabajo que lo alejara de la construcción de este templo. Su obsesión por terminarlo hizo que abandonara su casa para trasladarse, como fuera posible,  lo más cerca de la obra.

 El 7 de junio de 1926, cuando se dirigía a las obras de la Sagrada familia, fue atropellado por un tranvía.

 Por su aspecto descuidado fue confundido por un mendigo y no fue, hasta días después, que reconocieron al célebre arquitecto, cuyo destino fue despedirse del mundo desde la cama de un hospital.

 Al fallecer Gaudí continuaron las obras tomando como base las maquetas y los dibujos realizados por el maestro, ya que nunca se había elaborado un proyecto definitivo, completandose el resto de la fachada en 1935, momento en que los trabajos fueron interrumpidos.


 La fachada occidental, la de la Pasión, se levantó entre 1953 y 1976. En 1987 se encarga al escultor Josep Maria Subirachs la decoración de esta zona.
 En la actualidad se continua con la construcción de este singular edificio.

El problema actual de este templo inacabado estriba en la discusión sobre si es legítimo artísticamente terminar una obra a la que sólo el maestro podría haber dado fin, especialmente por esa evolución constante que encierra y que se cortó con el fallecimiento de Gaudí en 1926. 
O bien si se debe concluir el templo, que es el fin último, surgido antes de Gaudí y que fue concebido por el maestro como una construcción medieval, porque sabía que nunca podría verlo terminado.
 La cripta, el ábside externo y, sobre todo, la fachada del Nacimiento es lo que termino Gaudí.
 Gaudí diseñó el interior para dar al público la sensación de encontrarse en el interior de un bosque.
 El proyecto preveía cinco naves, cuatro fachadas monumentales que daban a la nave central y a los brazos del transepto y un gran cimborrio como culminación, predominado la idea de la verticalidad.

La obra de Gaudì es majestuosa y representa el arte de un genio, en otro post seguiremos hablando de él ya que creo que su obra merece otra entrada.

Por el momento deleitémonos con esta muestra de su magia.

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