domingo, 15 de enero de 2017

TOSSA DE MAR I : LOS ORIGENES



Hoy encaminamos nuestros pasos a Tossa de Mar.

Se trata de un bellísimo municipio de la comarca de la Selva, en el sector de la comarca accidentado por la Cordillera Litoral, en plena Costa Brava. 

Aquí se funde el mar con las escarpadas montañas, un paisaje inolvidable de una belleza sin par.


Al margen de la belleza natural, las playas y calas, la villa posee numerosos tesoros que vale la pena descubrir, con un rico patrimonio arquitectónico y un interesante y rico pasado del que considero merece dos entradas para no extenderme demasiado.

Tossa cuenta con una ciudad antigua, la Vila Vella, con un castillo y una muralla del siglo XII al XIV.


El recinto amurallado es el emblema del municipio y lo encontramos situado en una ladera de la montaña.

La Vila Vella fue declarada Monumento Histórico Artístico Nacional en el año 1931.

Actualmente es el único ejemplo de población medieval fortificada que aún se conserva en el litoral catalán.

En lo referente al alojamiento, dispone de gran variedad de servicios tanto hoteleros como cámpings así como en lo referente a restauración.


Si viajamos en coche desde Barcelona hay dos alternativas posibles:

1- Tomar la Autopista A-7 hasta la salida 94, incorporarte en la C-35 e incorporarte a la GI-681 hacia la Ctra. Blanes a Sant Feliu/GI-682.

2- Tomar la C-32 hasta la salida 134 y seguir la GI-600 hacia la Ctra. Blanes a Sant Feliu/GI-682


Si viajamos en coche desde Girona, lo mejor es tomar la C-65 y luego incorporarnos a la GI- 681 hacia la Ctra. Blanes a Sant Feliu/GI-682.

En tren se puede llegar desde la estación de Sants, en Barcelona, o desde Girona, en ambos casos la estación más cercana es la de Blanes, luego hay que tomar el autobús.


Hay dos compañías que llegan a Tossa:

Una es SARFA, que lo hace desde Girona, Palafrugell y Barcelona.
La otra es Pujol i Pujol, que llega desde Lloret de Mar y Blanes.

La estación de autobuses de Tossa, se encuentra en Av. de la Vila de Lloret S/N.


Conozcamos un poco la interesante historia de Tossa de Mar:

Según los arqueólogos, Tossa de Mar ya se hallaba colonizado desde el tiempo prehistórico, en el Neolítico.

Dólmenes, menhires y cavidades, así como utensilios de piedra y la cerámica de diferentes excavaciones así lo confirman.  


Los primeros asentamientos en Tossa de Mar se sitúan unos 5000 años antes de Jesucristo.

Las monedas, objetos y fragmentos de cerámica encontrados y realizados aproximadamente 200 a.C.  prueban, en la época siguiente, la presencia de los Íberos desde el año 1000 a.C.

Según los arqueólogos se supone que los Íberos ya utilizaban Tossa de Mar como puerto, como más tarde lo hicieron también los romanos.


Los arqueólogos atribuyen a numerosos lugares de la región de Tossa los establecimientos de los Iberos, entre otros también el terreno donde se encuentra la villa romana dels Ametllers y el borde del camino que lleva hoy hacia el faro.

Los romanos comenzaron a poblar a Tossa, a la que entonces llamaban Turissa, a partir del año 100.  


Por los objetos encontrados se deduce que los romanos cultivaban en aquella época las viñas, habían elaborado vino y aceite de oliva en esta ciudad.

Varias excavaciones han puesto al descubierto algunas villas romanas, como la Masía Carbotí, la de Ses Encinas y la villa romana dels Ametllers, que se puede visitar.


En 1914, el doctor Ignasi Melé descubrió, gracias a unas obras que se realizaban ante el hospital de San Miguel, la villa romana dels Ametllers construida entre los siglo I y VI a. C.

Cerca de la urbanización de Santa María de Llorell, en la carretera de Tossa a Hostalric, en 1984, se descubrió una segunda villa fechada entre los siglos I aC y I dC, en 1996, una tercera en la zona boscosa conocida como ses Encinas, del mismo período. 


En el año 2014, en el bosque de Mas d'en Hierro, próximo a la carretera de Tossa en Llagostera, fue descubierto un nuevo yacimiento romano, consistente en los restos de construcciones dedicadas a tareas agrícolas.

La villa romana dels Ametllers se encuentra situada en el centro de Tossa, muy cerca de la oficina de turismo y la estación de autobuses.  


Se trata de una villa romana de grandes dimensiones, siendo una de las más importantes de Cataluña
y el yacimiento arqueológico más grande que se ha encontrado en la zona.  
 

 Melé hizo las primeras excavaciones en las que aparecieron habitaciones romanas y un molino de aceite. 


Dichas excavaciones fueron continuadas por el profesor Adolf Schulten, que encontró las habitaciones principales que conservaban pavimentos de mosaicos, uno de ellos con el nombre del propietario de la villa hasta principio del siglo V: Salvo Vitale Felix Turissa. 

La inscripción Turissa, es el nombre romano de Tossa.
No obstante, el nombre Turissa proviene probablemente de los Iberos que ya la nombraban así.


Más adelante, l'Institut d'Estudis Catalans descubrió un muro de 30 m de longitud y en 1933, el arqueólogo Alberto del Castillo por encargo del Museu d'Arqueología de Barcelona y del ayuntamiento de la ciudad, encontró un hipocausto (sistema de calefacción por aire caliente) y una piscina. 

Esta villa, obra de los siglos II-IV de nuestra era, en las laderas de la montaña, cerca del poblado ibero-romano del cabo de Tossa, fue centro de una explotación agrícola de vino, aceite y salazón.


Disponía de piscina, fuente, mosaicos y un comedor, más tarde se utilizó como necrópoli.

Los objetos que se encontraron en el lugar de la excavación prueban que los romanos no sólo elaboraron vino, sino que también habían producido grandes cantidades en aceite de oliva.


Mientras que algunos mosaicos todavía se encuentran en las ruinas de los edificios en el lugar de la excavación, las estatuas de marmol de Apolo y de Mercurio, las columnas, objetos de bronce, las monedas y otros objetos de uso diario del tiempo romano se hallan expuestos en el museo municipal de Tossa que se encuentra en la Vila Vella.


Fundada en el siglo I aC, esta villa se mantuvo activa hasta los siglos V o VI dC. 
  
La primitiva Villa romana dels Ametllers estaba dividida en dos partes, la pars urbana o lo que es lo mismo, la parte noble o zona residencial, una mansión lujosa donde vivían los propietarios y que disponía de términos propios, y la pars fructuaria, o parte dedicada a la agricultura y la zona de producción.


La actividad económica principal era la exportación de vinos y tuvo su período de esplendor entre los siglos I a.C. y I d.C., concretamente en el período augustal.

Se descubrieron mosaicos del siglo III-IV, algunos conservados in situ y otros en el Museo Municipal.  


Separada de la parte anterior por un muro de cinco metros, se situaba la zona de producción de aceite y vino, con cuatro prensas y una cisterna donde se recogía el mosto. 


En el siglo VIII Tossa fue invadida por los árabes, de Turissa se llamó primero Tursam y luego Tursa.


Esta influencia y posteriormente la reconquista y el período feudal con su revolución de la agricultura, terminaron por romper la forma de producción agrícola que se venía ejerciendo desde la llegada de los romanos.


Hemos conocido un poco los orígenes de Tossa, vayamos ahora a los origenes del castillo, la muralla y la época medieval que convirtieron Tossa en la que conocemos actualmente.

Vayamos por partes y adentrémonos en la historia: 


LA EDAD MEDIA

La primera mención de Tossa en la edad media es del 966, en un documento donde los albaceas del conde Miró de Barcelona hacen donación al monasterio de Ripoll del alodio de Tossa.  

En el mismo documento figuran ya la iglesia de San Vicenç, advocación que la parroquia de Tossa siempre ha tenido, la iglesia de Saint-Lions y el monte o roca Paula, hoy llamado cerro de Pola. 

El mismo alodio fue ratificado en Ripoll por el conde Borrell en el año 992.

Parece que inicialmente la señoría del monasterio sobre Tossa no fue suficientemente respetada por los condes: los años 1096 y 1097, los condes Berenguer Ramón II y Ramón Berenguer III reconfirmar sus derechos, ratificados el mismo 1097 por una bula del papa Urbano II. 

En 1187 el abad de Ripoll mandaba erigir el castillo de Tossa en la parroquia de San Vicenç de Tossa, en lugar llamado monte Guardí (montis Guardini) y dictaba una serie de disposiciones, que constituyen una verdadera carta de población, por las que concedía los habitantes la facultad de construir casas dentro y fuera del recinto fortificado, lo que daría lugar a la formación de la Vila Vella y regulaba las relaciones de dependencia con el monasterio. 




A pesar de que liberaba a los tossenses los malos usos, era muy rigurosa en el ejercicio de los derechos señoriales, sobre todo en cuanto a la pesca, precisamente la principal ocupación de los vecinos. 

 Pronto comenzaron los conflictos derivados de la interpretación de este punto y los pescadores de la costa no dependientes del monasterio, los de Sant Feliu de Guixols, Palafrugell, etc. se resistieron a satisfacer los diezmos y la lezda de la pesca efectuada dentro del término de Tossa, pero Ripoll consiguió de Alfonso II el casto en 1189 un privilegio en el que ordenó que cualquiera que pescara en el término del castillo de Tossa debería pagar tributo al monasterio de Ripoll. 

 Después Ramón Berenguer III y el Papa Urbano II con su bula confirmaron los antiguos derechos que el Monasterio de Ripoll tenía sobre Tossa.

Hay que remarcar que el 1420 los pescadores se negaron a pagar el tributo de pesca, denominado "castellatge del peix" al monasterio de Ripoll si, Pere de Riera, su abad, a cambio no prestaba los debidos servicios de vigilancia del castillo.

Este régimen de "castellatge del peix" perduró prácticamente hasta el fin del Antiguo Régimen y los movimientos de resistencia de los vecinos de Tossa que se produjeron a lo largo de los siglos culminaron en un pleito presentado a mediados del siglo XVIII contra los antiguos derechos y prerrogativas señoriales del monasterio de Ripoll.


En 1764 el Consejo de Castilla confirmaba los diezmos del monasterio, pero amparándose en las disposiciones sobre libertad de comercio promulgadas por Carlos III, los vecinos consiguieron en 1784 una carta real que suprimía la exacción del diezmo.

Los habitantes de Tossa todavía promovieron un nuevo pleito el mismo 1784 ante la audiencia de Barcelona. 


 Por otra parte, la donación que hizo Jaime II a su cuñado Ot de Montcada el Viejo del castillo de Tossa en franco alodio, junto con toda otra cuadrilla de importantes donaciones (que luego formaron la baronía de Llagostera), motivó protestas de abades ripolleses, que fueron los que ejercieron de hecho la jurisdicción. 


Desde mediados del siglo XIV el monasterio concedió la alcaldía (al cargo de alcalde fue unido el de castlà y alcalde de saco) a sucesivas familias: 

Primero la familia Soler, Bernardo y su hijo Arnau, en 1371 pasó la alcaldía a la familia Riera por venta; posteriormente, por matrimonio a la familia Vern en 1659 y pronto, también por matrimonio a la familia Falguera.


 Hasta aquí hemos conocido los orígenes de Tossa, aún nos queda mucho por conocer. 


En nuestro próximo post conoceremos y recorreremos sus monumentos emblemáticos y su rica cultura, nos vemos en el siguiente post.




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