Prosiguiendo nuestro recorrido por la bella región de la Alsacia, hoy nuestros pasos nos llevan a Colmar.
Dividiré el post en dos partes ya que esta bella ciudad tiene mucho que mostrar y no quisiera que se os haga demasiado largo.
Salimos de Sélestat y continuamos por la carretera N83.
No puedo escribir este post sin tener un recuerdo por una amiga que siempre estará en mi corazón.
Ella era originaria de Colmar así que este post es para ti Emma.
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Colmar se halla situada en el cruce de carretera de Mulhouse, Freiburg en Alemania y Bâle en Suiza.
Debido a su cercanía con las tierras germanas y su historia, éste encantador pueblecito, considerado uno de los más bonitos de Francia, es muy similar a la de muchas localidades alemanas.
Varios de los edificios del casco histórico se construyeron siguiendo el estilo gótico alemán.
Colmar ha sabido conservar un importante patrimonio, a pesar de ser una ciudad fronteriza y padecer la guerra de los Treinta Años, el “Asalto Prusiano” y la adhesión Nazi.
Conozcamos un poco su historia para poder entenderla un poco mejor.
Los orígenes de Colmar se remontan a la prehistoria, cinco mil años antes de Cristo, por su ubicación geográfica, a orillas del Rin, ya se tenía constancia de asentamientos en ésta zona a orillas del río.
Los romanos y los germanos lucharon duramente por estas tierras ya en nuestra era, pero finalmente fueron los francos quienes ocuparon el territorio en el siglo V.
Bajo el mandato de los carolingios, comienza su desarrollo a principios de la Edad Media, hasta convertirse en Ciudad Imperial en el siglo XIII, pasando a formar parte de la región de la Alsacia en el siglo XIV.
La región de la Alsacia se creó en 1342 por orden de Carlos IV, pasando Colmar a formar parte de ella en 1354.
A comienzos de la Edad Moderna, irrumpe con fuerza en Colmar el luteranismo, la Reforma Luterana proveniente de Alemania choca con el cristianismo imperante en la región.
Aunque consiguieron aguantar medio siglo más las que ciudades vecinas como Estrasburgo, finalmente el luteranismo fue introducido en Colmar en 1575.
El final de la Edad Moderna fue convulso para la ciudad, entre 1618 y 1648 tiene lugar a Guerra de los Treinta Años.
Posteriormente, la Guerra Franco-holandesa, acabó poniendo a la ciudad bajo el protectorado del rey de Francia y la soberanía de la Alsacia pasa a Francia.
Pese a todo, la peor contienda vivida en Colmar fue la Guerra Franco-Prusiana, en la que Alemania recupera el control de la región con el Tratado de Frankfurt, firmado en 1871.
No será hasta el final de la I Guerra Mundial, cuando Francia recupere definitivamente el dominio sobre Colmar.
Es en esta última en la que gran parte del patrimonio histórico de las ciudades de la región fue destruido durante los bombardeos.
Durante la Segunda Guerra Mundial los alemanes ocuparon la zona, pero legalmente la Alsacia siguió perteneciendo a los franceses.
Colmar fue la última ciudad alsaciana en ser liberada del control nazi el 2 de febrero de 1945.
Actualmente es una ciudad que vive principalmente del turismo, con sus pintorescas calles y el famoso Museo Unterlinden entre otros monumentos de interés .
Deambulando por las calles, se pueden admirar los tejados de tonos tornasolados o pasear a lo largo del muelle de la Poissonnerie a orillas del río Launch.
Justo detrás del Koifhus comienza la pequeña Venecia, un barrio que discurre por la calle de la Poissonerie y de los puentes Turenne y Saint-Pierre.
A través de la parte antigua de la ciudad llegamos a los barrios de Curtidores y Pescadores, antaño centro neurálgico de la pesca y de la venta de pescado, cuyas casitas de estilo gótico se ordenan en torno a canales transitables.
Originalmente
estaba habitada por una comunidad rural de bodegueros, hortelanos,
barqueros y pescadores que utilizaban los canales para llevar sus
productos al mercado de la ciudad.
El barrio de Krutenau o de los Horticultores es el antiguo mercado de frutas y verduras, con sus casas de entramado en madera y sus fachadas coloridas.
Antaño era una ciudad fortificada de hortelanos, que circulaban por los ríos a bordo de barcas de fondo plano.
Nada mejor que apreciar todo el entorno de estos barrios que recorrerlos a bordo de una de las barcas que parten desde el Puente Saint-Pierre todos los días.
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El canal de la pequeña Venecia sirve también como medio de transporte de frutas mediantes piraguas para vender en el mercado principal de Colmar.
Entre los lugares de interés encontramos numerosos edificios con una arquitectura tradicional que los hacen especiales.
La Antigua Aduana o Casa Koifhus, el Antiguo cuerpo de Guardia y la casa Pfister, son un ejemplo del estilo Renacentista Renano.
La place de l'Ancienne Douane, la rue des Marchands y la rue Mercière componen el corazón del casco antiguo así que, dirijamonos hacia ellos.
Subiendo por la calle de los curtidores o rue des Tanneurs llegaremos hasta la plaza de la Antigua Aduana o Koïfhus.
La Place de l’Ancienne Douane, una de las más pintorescas de Colmar,se construyó en 1898, pero fue demolida en 1940 y vuelta a reconstruir después de la guerra.
En ella se encuentra una fuente con una estatua de bronce obra de Bartholdi, que representa Lazare Schwend.
Se trata de un edificio gris con el tejado verde y amarillo terminado de construir en 1480, aunque más tarde en el siglo XVI, se le añadieron dos edificios contiguos.
De 1895 a 1898 se restaura y la última renovación se realiza en el año 2002, es el edificio público más antiguo de la ciudad.
Mencionado por primera vez en 1370, el edificio servía para el depósito y el tránsito de todas las mercancías importadas en Colmar.
En su época, desempeñó un papel destacado en la vida económica de Colmar, hoy es un bello ejemplo de arquitectura renana. Hoy en día se realizan en él actividades públicas.
La rue des Marchands:
La casa Schongauer del XVI se halla en el número 36.
Esta casa es famosa porque pertenecía a la familia del destacado artista y grabador de Colmar, Martin Schongauer, quien habría vivido en la Maison du Cygne.
En ella nacidó Marie Bigot en el siglo XVIII, en el seno de una familia de músicos, luego vivió en Viena, donde fue íntima amiga de Beethoven y Haydn y enseñó música a Mendelsson.
Museo Bartholdi
En el número 30 de la calle encontraremos el museo Bartholdi.
Esta dedicado al artista Auguste Bartholdi y se halla ubicado en el lugar donde nació el famoso autor de la estatua de La Libertad de Nueva York.
En el edificio de 3 plantas, se exhiben diversas obras de sus esculturas, pinturas, dibujos, fotografías, y sobre todo maquetas de monumentos creados por el artista .
La parte baja de la casa natal de Auguste Bartholdi (1834-1904) se transformó en museo de historia local.
Por las calles de su tierra natal, Colmar, Bartholdi está presente:
Podemos ver su obra en los monumentos al general Rapp, al almirante Bruat, la fuente Schwendi, o la fuente del Viñador entre otros.
En el patio se puede ver la estatua Grands soutiens du monde, que es una alegoría en la que, la patria, la justicia y el trabajo soportan el globo terráqueo.
Paseando por las calles llegamos a otra plaza con otra estatua del escultor Auguste Bartholdi.
Se trata de otro personaje oriundo de la ciudad, Roesselmann, hijo de un curtidor.
Fue alcalde de Colmar en el S.XIII, en perjuicio de los nobles locales y del obispo.
El futuro emperador Rodolfo de Hasburgo apoyó a Roesselmann, pero éste murió en combate.
Esta casa de estilo Renacimiento es muy bella, tiene en las esquinas torretas octagonales.
La Casa de las Cabezas
La Casa de las Cabezas fue construida en estilo renacentista Renano en 1609.
Recibe su nombre de las más de 150 cabezas con sus caras grotescas y máscaras que se esculpen en la fachada.
Evoca la edad de oro de los comerciantes y muestra la riqueza de la burguesía comerciante de la localidad.
En lo más alto destaca la estatua en bronce de un tonelero, obra de Frédéric Auguste Bartholdi, que fue añadida en 1902, cuando se instaló aquí la compañía de vino Exchange.
La casa Chez Hansi conmemora la intervención del Duque de Austria contra una rebelión de familias nobles en 1538.
Casa zum Oesterreich
En los
números 23 y 25 se encuentra esta casa de maderas en la fachada donde
destaca la torre mirador. El inmueble son dos edificios reunidos bajo el
mismo techo por una reforma que se hizo en el siglo XVIII.
En la plaza de la catedral encontramos varios edificios dignos de mención:
El Antiguo cuerpo de Guardia o Ancien corps de garde
El Antiguo cuerpo de Guardia o Ancien corps de garde es uno de los edificios más emblemáticos de la Plaza de la Catedral, un pasaje comunica la Rue des Marchands con el edificio y la Plaza de la Catedral.Fue construido sobre las ruinas de la antigua capilla-osario de Saint-Jacques,del siglo XIII, de la que hoy sólo se conserva una cripta declarada Monumento Histórico.
En la portada destaca el portal renacentista y la artística balconada.
Sirvió durante un tiempo como ayuntamiento, más tarde para fines mercantiles acabó siendo el lugar desde donde los jueces anunciaban las condenas.
Comenzó siendo el ayuntamiento de la ciudad y después, desde 1860, el edificio fue utilizado como viviendas militares y puesto de guardia-comisaría de la policía.
Al lado del Antiguo Cuerpo de Guardia encontramos la Casa Adolph, de 1350.
La Casa Adolph
Es otro edificio mítico de la Plaza de la Catedral, debiendo su nombre a sus propietarios, la familia Adolph.
Fue construida a mediados del siglo XIV, alrededor de 1350, por lo que se la considera una de las c
asas más antiguas de Colmar.
Su fachada de estilo gótico alemán fue declarada Monumento Histórico.
La corporación de Labradores
La corporación de Labradores, está en la calle Vauban, 7. Fechada en 1625, pertenecía a una Junta de Agricultores que velaba por los usos y justicia en el ámbito rural.
El edificio de tres pisos sobre la base, en un tiempo, fue también una Sinagoga.
Se trata de un monumento de estilo del Renacimiento en el que destaca una puerta clasicista sobre la que hay grabada una frase: es más fácil criticar que hacer.
En general, los habitantes de Colmar mantienen sus inmuebles con un cuidado fuera de lo común manteniendo la belleza y exquisitez del lugar.
Bien, hasta aquí el recorrido por algunas de las casas emblemáticas de Colmar.
Aunque parezca lo contrario, recorrer el casco antiguo nos llevará solo unas pocas horas.
Continuaremos conociendo sus tesoros en el siguiente post.
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