Pasaremos el día en el mercado, recorriendo sus puestos, admirando su iglesia o comiendo en los múltiples restaurantes.
Los autobuses que parten a primera hora y que tardan aproximadamente una hora y media en llegar. Para regresar preguntad antes, pues es posible que el último bus salga a las dos de la tarde.
Aunque también podemos tomar un minibús, que resulta un poco más caro pero tarda menos, cosa que seguro agradeceremos si volveremos un poco cansados y además viajamos con niños.
Su nombre significa "Lugar de los chichicastes" o de la "zarzas".
Está ubicado en el Quiché, y contiene una riqueza cultural y tradicional enorme.
Se trata de una población situada en las tierras altas, entre las montañas, a 2000 metros de altitud y con varias aldeas rurales alrededor.
La gente de los alrededores viene al pueblo especialmente los jueves y domingos que son los días de mercado.
Se trata de un mercado enorme donde podremos encontrar desde artesanías, comidas, frutas y verduras, ropas...
Junto al mercado está la iglesia de Santo Tomás donde se entremezclan los rituales mayas con la religión católica predominando las costumbres mayas.
Aunque con los años la población ha cambiado y aumentado la ladina, que es como se llama a los mestizos, aquí sigue predominando la maya.
La estructura social y religiosa está organizada en 14 cofradías y cada una de ellas tiene un santo patrón pero manteniendo las costumbres y tradiciones mayas así como sus rituales.
No es de extrañar pues, el presenciar alguno de dichos rituales.
Nosotros viajamos en plena semana santa, por lo que pudimos ver como los cofrades rezaban y luego, sacaban las imágenes de la iglesia en procesión.
Difícil es sacar fotografías especialmente a los líderes mayas, según sus costumbres y creencias, las fotos tanto se pueden utilizar para hacer el bien como para el mal.
No nos sorprendamos pues, si se niegan o parecen molestos cuando vayamos a realizarlas.
Pedirles permiso nos evitará malos entendidos y algún exabrupto por su parte.
Los objetos pueden ser también utilizados para bien o para mal, por lo cual cuando se encuentran cosas en los altares, ya sea dinero, frutas o hierbas.
Según las tradiciones, no hay que tocarlas pues no se sabe para qué están ahí y con qué razón, si para bien o para mal.
Pese a que están acostumbrados a los turistas curiosos, los mayas mantienen orgullosos su identidad, cosa muy plausible hoy en día por lo que merecen nuestro respeto.
Los vendedores ofrecen artesanías, huipiles o trajes típicos de las mujeres tejidos a mano con el telar de cintura de gran belleza y colorido.
Comida, flores, alfarería, artículos tallados en madera y máscaras tradicionales.
Condimentos, plantas medicinales, dulces, copal que es una resina utilizada como incienso por los mayas, metates, animales de granja.
Machetes con unas fundas espectaculares talladas en cuero y otras herramientas, junto con todo lo imaginable.
Se le tiene mucho respeto a los doctores o chamanes mayas, a quienes se les atribuye poder de hacer cosas buenas y malas sobrenaturales.
Muchas de las estructuras sociales, civiles y religiosas de los pueblos mayas todavía están simbólicamente reflejadas en la vestimenta de las personas, sus prácticas espirituales y sus actividades comunales.
Es por esto que se respeta mucho a los mayores pues según dicen, si se les falta al respeto, con una mirada o un gesto, ellos pueden en cuestión de segundos, con su poder como doctores religiosos, afectarnos para bien o para mal.
En la gran plaza central se alza la iglesia de Santo Tomás , construida en 1540. Aunque dedicada al culto católico, suele ser utilizada para rituales de marcado carácter maya.
Lo primero que llama la atención es su escalinata de 20 gradas que simbolizan cada uno de los 20 días del mes del calendario maya.
Y ahora, regresemos a Panajachel, para continuar descubriendo este hermoso país.
Dejamos atrás las montañas y vamos de nuevo al lago Atitlán.
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